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La complejidad explica desde las partículas subatómicas hasta el amor o la guerra

ALICIA RIVERA Según la ciencia tradicional, las leyes simples que rigen las partículas subatómicas que forman la materia hacen posible entender el comportamiento de los átomos, y deahí el de las moléculas y sus cadenas que forman la materia viva. Paso a paso, subiendo escalones de sistemas cada vez más complejos, debería así ser comprensible el comportamiento de las personas, incluso por qué se enamoran o por qué hay guerras. En la práctica, este recorrido es imposible, y científicos como los reunidos desde ayer en Barcelona buscan nuevos principios para entender los sistemas complejos.

El matemático estadounidense Gregory Chaltin explicó ayer las bases de los esfuerzos para entender los sistemas complejos en el congreso Pensar la Complejidad y Jorge Wagensberg, director del Museo de la Ciencia, donde se celebran las sesiones, afirmó que si éste es el .siglo del átomo y del cosmos, el próximo será el de la complejidad."Tenemos dos grandes problemas de la complejidad: uno es cómo se adapta un sistema a una perturbación y otro cómo hemos pasado de las partículas elementales a algo material [el ser humano] capaz de escribir El Quijote", comentó Jorge Wagensberg, quien se preguntó: "¿Qué ha hecho que la materia se haya complicado tanto? ¿Se debe a la combinación de las leyes que conocemos o se trata de leyes nuevas?"

Millones de variables

Matemáticos, físicos, biólogos y ecólogos, discuten desde ayer en Barcelona si es posible encontrar una teoría, unas leyes generales que puedan aplicar cada uno en su campo para explicar la complejidad, el funcionamiento de sistemas de miles o de millones de variables interralacionadas entre sí de manera que al alterar una cambian las demás. Y Gregory Chaitin, matemático estadounidense del Centro Thomas Watson de IBM en Nueva York. explicó que no sólo hay azar y complejidad en los organismos vivos formados por millones de células y que han recorrido miles de opciones en el camino de la evolución, así como en los ecosistemas o, en el comportamiento humano, sino también en el corazón mismo de las matemáticas, considerado hasta ahora dominio absoluto de la sencillez y la exactitud.

En opinión de Wagensberg el prestigio de la física hasta ahora se debe a que ha evitado la complejidad, a que ha perseguido la sencillez que le ha permitido matematizar los problemas. "Sin embargo", dice, "la biología entra en la complejidad porque no tiene mas remedio, porque la materia viva es compleja, y por ello esta ciencia no ha alcanzado el rigor y la potencia de la física".

Los matemáticos empiezan a acudir a esta cita y Ramón Margalef, catedrático de Ecología de la Universidad de Barcelona, que hoy da una charla sobre La vida como una complejidad autogestionada, reconoce que hasta ahora no se puede utilizar una, matemática tan abstracta como la de Chaitin, en sistemas muy complejos, como los ecosistemas, porque no se sabe cómo hacerlo.

"Los matemáticos tendrían que demostrar cómo funciona la teoría de Darwin: ¿Cuál es la probabilidad de que exista vida de forma espontánea, por selección natural? ¿Se puede. demostrar que se produce vida amenudo?" se plantea Chaitin. También los físicos están cada vez más interesados en los sistemas biológicos complejos. "Les gustaría tener una teoria física de la evolución de la vida", dice Chaitin. "En este siglo han mirado dentro del átomo y las galaxias y la expansión del universo", comenta este. matemático que reconoce ser un espectador muy interesado por la física. "Han descubierto que es muy interesante también trabajar en problemas tan simples como las nubes o las gotas de agua, fenómenos cotidianos de los que se habían olvidado y que están llenos de complejidad", dice.

La gran novedad en el estudio de la complejidad, explicó ayer Wagensberg, se debe a la posibilidad de simular que brindan los ordenadores con su alta potencia de cálculo "para estudiar un sistema de 20.000 variables del que se quieren conocer sus relaciones mutuas y analizar cómo, al modificar una de ellas, se alteran todas y cada una de las restantes".

Azar en el corazón de las matemáticas puras

Gregory Chaitin pidió ayer disculpas a Einstein porque Dios no sólo juega a los dados con la física, de la mecánica cuántica sino porque él ha encontrado azar en el corazón mismo de las matemáticas puras. Explicó que hay complejidad incluso en los números enteros positivos, en las sumas y en las restas. "Las matemáticas no son tan simples como se había pensado, la aritmética contiene infinita complejidad y completo azar. Algunas cuestiones no se pueden contestar mediante el razonamiento", dijo.Chaitin ha abordado el problema de medir la complejidad y descubrió que el azar no era una propiedad patológica y extraña de la matemática. Llegó a una ecuación de números enteros, que ocupa 200 páginas y tiene 17.000 variables, para averiguar la probabilidad que tiene un programa cualquiera de ordenador, elegido al azar, de detenerse por sí mismo. "Esta ecuación escapa del poder tradicional de las matemáticas", dijo.

Pero Chaitin no es pesimista y explica que en los problemas matemáticos que él ha descubierto Ilenos de azar no hay una barrera insalvable. "Igual que en la mecánica cuántica no se pueden encontrar valores determinados, pero sí probabilidades estadísticas, en matemáticas es posible encontrar soluciones por probabilidad estadística allí donde los axiomas son impotentes", afirma. Reconoce que no ha sido un procedimiento normal en las matemáticas pero que muchos métodos de trabajo están cambiando en esta ciencia abstracta.

"Los ordenadores", dice Chaitin, "han cambiado la forma de hacer matemáticas porque se obtienen muchos resultados útiles de la experimentación y se sigue adelante sin esperar demostración rigurosa, como si fuera física".

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