Sencillamente perfecto
El público no respondió como se esperaba al segundo concierto del Festival de Jazz de Madrid y apenas 700 personas acudieron al teatro Monumental para ver a Gerry Mulligan, nada menos que el mejor saxofonista barítono blanco de todos los tiempos.Mulligan sí dio la cara. Tan delgado como siempre y con los cabellos más blancos cada día, impartió todo un curso acelerado sobre jazz, sobre cómo se debe tocar y hasta sobre cómo se debe escuchar. Parecía un Papá Noel enjuto y curtido dispuesto a regalar música generosamente y enseñar cómo jugar con ella. Él, que ya a los 21 años era capaz de escribir soberbios arreglos para el noneto que dirigía Miles Davis a finales de los años cuarenta; el mismo que después concibió un cuarteto revolucionario, dirigió una soberbia orquesta y se midió sin complejos con figuras de otras disciplinas; él, que ya no tiene nada que demostrar, demostró todo lo demostrable. Sencillamente, no tiene defectos. A una entonación precisa añade un sonido redondo y refinado que roza la calidad absoluta.
Gerry Mulligan Quartet
Gerry Mulligan (saxo barítono), Bill Mays (piano), Dean Johneon (contrabajo) y Dave Ratajczak (batería). Teatro Monumental. Madrid, 3 de noviembre.