Sentido común
En septiembre de 1990 inscribo a mi hijo de 12 años en séptimo de EGB en un colegio de Vigo. Procedíamos de fuera de la comunidad gallega.Por falta de información por parte de la Administración y del colegio, llegamos a la situación siguiente, en junio de 1991: suspenso de lengua gallega (evidente) y teórica imposibilidad de obtener la exención de calificación de lengua gallega.
La situación podría llevar a que el niño repita octavo por no aprobar entonces la asignatura de gallego.
Soluciones: Administración: suplicar al conselleiro. Colegio: ponerle al niño un profesor particular.
Después de los varios contactos que he mantenido queda claro que, para la comunidad gallega, el futuro de un niño de 13 años tiene menos valor que la prepotencia de algunas mentes calenturientas de políticos sin escrúpulos.
Es evidente que tamaño desatino sólo puede figurar en los registros del Defensor del Pueblo o de los tribunales de Estrasburgo.
Vaya esta carta para los ciudadanos de esa tierra (también la mía) que todavía conserven un mínimo de sentido común.-
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