El director general del Libro no se hace responsable de la selección

El polémico libro Escritores españoles contemporáneos, antología de 300 autores españoles, editado por CELESA con la colaboración de la Dirección General del Libro y Bibliotecas y producido por Editorial Castalia, se encontraba ayer a la venta en el pabellón español. El actual director general del Libro y Bibliotecas, Federico Ibáñez, antiguo director de Castalia y ex presidente de CELESA, se defiende de las acusaciones de haber utilizado su cargo para beneficiar a la editorial de su familia. "La decisión de hacer este libro fue adoptada mucho antes de que yo llegara a la dirección general", dijo.

"En 198T', explica Ibáñez, "el anterior director general del Libro, Juan Manuel Velasco, decidió que se tenía que hacer un libro para promover en el extranjero a una serie de autores de novela, poesía y ensayo". ¿Por qué no de teatro? "Entiendo que en aquel momento se decidió que el teatro es un fenómeno que trasciende la propia literatura"."En diciembre de 1990, Cultura encargó a la Editorial Castalia la coedición del libro con el propio Ministerio, y Castalia empezó a trabajar en la maquetación y composición", asegura Ibáñez. "El 23 de abril de 1991 fui nombrado director general del Libro, y el día anterior dimití de todos mis cargos en Castalia, en la que trabajaba desde los 22 años, y dejé la presidencia de CELESA, cargo para el que fui elegido por votación".

'Mal interpretado'

lbañez asegura que lo primero que hizo, en abril, cuando llegó al Ministerio, fue decidir que "de ninguna manera Castalia podía coeditar con el Ministerio Escritores Españoles Contemporáneos, porque, aunque el encargo era de mucho antes, sería mal interpretado".

Federico Ibáñez se defiende de las acusaciones de nepotismo: "Propuse que lo editara CELESA, que al fin y al cabo integra a editoriales muy importantes y que sólo se dedica a la exportación".

"Castalia tenía entonces el libro en pleno proceso de producción", prosigue Ibáñez, "y decidimos que esta editorial lo continuase para CELESA".

Ibáñez no se hace responsable de los criterios de selección del libro, y que tantas ampollas han levantado sobre la exclusión de escritores (Buero Vallejo, Antonio Gala, Alfonso Sastre, entre otros), pero intenta explicarlo: "En aquel momento, con buen o mal criterio, se decidió no incluir el teatro, por eso no se recogieron nombres como Buero y Gala. Éste no había publicado aún su primera novela El manuscrito carmesí y era considerado fundamentalmente como dramaturgo". "En cualquier caso", continúa Ibáñez, "todo el mundo tiene derecho a opinar".

En cuanto a la exclusión de autores como Sánchez Dragó, Rafael Argullol o Luis Racionero, Ibáñez asegura no conocer a qué criterios se debe. Para el ministro de Cultura, Jordi Solé Tura, la razón es que "se trata de una selección, una antología, y éstas son siempre incompletas".

Ibáñezjustifica la inclusión, entre los autores contemporáneos, de dos escritores ya fallecidos, Carlos Barral y Jaime Gil de Biedrna, porque "cuando se preparó el libro estaban vivos y, aunque fallecieron durante la elaboración, supongo que se les debió de mantener por su gran importancia".

Nada que ver

[El poeta José María Parreño, que recibió junto con Fernando Valls y Carlos Thiebaut el encargo de realizar sendas selecciones de escritores de poesía, narrativa y ensayo, dijo ayer en un comunicado que el fruto de sus trabajos "nada tiene que ver con el libro que estos días ha salido a la luz". Dijo que de su trabajo,"se han eliminado varios nombres para añadir otros, y se ha recortado y modificado el texto".]