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Zagury niega haber experimentado en niños y presos africanos una vacuna contra el sida

El investigador francés Daniel Zagury negó ayer tajantemente que haya experimentado una vacuna para el sida en Africa sin ajustarse a las normas éticas sobre ensayos clínicos. El polémico científico, que participa en el IX Congreso Internacional de Tétanos y Defensa Anti-Infecciosa, que se clausura mañana en Granada, reconoció que había realizado ensayos, aunque rechazó en tono crispado y violento que utilizase para ellos a niños o presos. Al encuentro no acudió, en contra de lo previsto, el norteamericano Roberto Gallo, acusado en Estados Unidos de colaborar con Zagury.

La ausencia de Gallo, que ha convertido ya en costumbre el no avisar de su inasistencia a los congresos, redujo la mesa redonda celebrada ayer sobre Estrategias para el desarrollo de nuevas vacunas a una sesión casi monográfica de Daniel Zagury, de la universidad Pierre y Marie Curie de París, y sus colaboradores. Su último trabajo, sobre seis hombres negros heterosexuales infectados de sida, muestra que la llave en la búsqueda de una vacuna es el antígeno GP-160 reforzado con otras sustancias.

Ésta vacuna "no supone una barrera para la infección, pero dificulta la evolución hacia la enfermedad. Es decir, hacia el sida, y puede, por tanto, detener la epidemia", dijo el investigador francés, que señaló que sólo es de aplicación en personas ya infectadas. Su colaboradora Odile Picard, del hospital Saint Antoine, de París, fue la que más entusiasta se mostró con el hallazgo. "Podemos decir sin mentir que tenemos un beneficio: se da una estabilización de un año en la enfermedad y no aparecen infecciones oportunistas", afirmó. Picard, que actuó como portavoz oficial de Zagury al negarse éste a contestar directamente a EL PAÍS, reconoció que hay otros dos grupos de científicos americanos trabajando ya con humanos. "Pero nosotros somos los primeros que tenemos resultados. Estamos restaurando el sistema inmune, algo que nadie ha demostrado antes", dijo Picard.

Vacuna similar

Una vacuna similar a la presentada por Zagury, obtenida en el centro médico del Ejército de Estados Unidos, ha conseguido retrasar el proceso de destrucción del sistema inmunitario en la mayoría de los 30 seropositivos a los que se administró, según un estudio publicado el pasado 13 de junio en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine.

Tras recordarle a Picard que los expertos de la última conferencia internacional sobre el sida consideraron que la exposición de Zagury sobre este tipo de vacuna no aportaba elementos suficientes para evaluar la veracidad de sus afirmaciones, la investigadora francesa afirmó en tono crispado: "Se trata de una primera prueba. Tenemos que confirmar los resultados". Zagury posteriormente matizó que en los ensayos con este tipo de terapia solo serán incluidos los infectados con el virus del sida que tengan más de 250 linfocitos T4, ya que la terapia no es eficaz en individuos con el sistema inumnológico muy debilitado, como toxicómanos y homosexuales que sufren otras enfermedades.

Picard se negó a comentar los resultados de los primeros ensayos realizados por Zagury con humanos a finales de los años ochenta en África. Ante la agresividad de la investigadora, Zagury rompió su silencio. "Sin comentarios. No hablo en Francia, y no voy a hacerlo aquí", dijo. "Hay otras personas involucradas y no quiero contestar un tema con aspectos calumniosos. Sólo quiero hacer énfasis en que todos los ensayos realizados por mí han sido aprobados por los comités éticos internacionales. Nunca he tenido complicaciones con las personas seronegativas [sanas]. Jamás he utilizado reclusos o niños tal y como recogen las normas internacionales", concluyó.

Segunda generación

Los resultados de esos trabajos, sometidos actualmente en Estados Unidos a investigación, no han sido publicados en ninguna revista científica, aunque se han presentado en el congreso sobre sida en África celebrado en Kinshasa en 1990.

El prototipo de vacuna presentado ayer en Granada fue definido por Bernard Bizzini, del Instituto Pasteur, en París, como una vacuna de segunda generación, basada en "una mezcla compleja de péptidos". A juicio de este investigador la combinación de Gp-160 con alfainterferón inactivado más proteínas inhibidoras es la que obtiene la mejor respuesta.

Las vacunas de primera generación -basadas únicamente en el Gp-160- presentan el problema de que inducen una respuesta inmune muy baja y de corta duración. Por su parte, Gustavo del Real, presidente del congresó, destacó como principal aportación del encuentro la constatación de que la inmunoterapia es uno de los campos más activos actualmente en la lucha contra las enfermedades.

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