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Una delegación de la OEA negocia en Haiti la vuelta a la normalidad

La delegación de diplomáticos de la Organización de Estados Americanos (OEA) que llegó el viernes a Haití para intentar convencer a los golpistas de que abandonen el poder empezó sus conversaciones con las autoridades locales. El primer contacto de la delegación, encabezada por el secretario general de la OEA, el brasileño Joáo Baena Soares, fue, sin embargo, el viernes por la tarde con los embajadores, en Puerto Príncipe, de los países de la OEA.

La misión se entrevistó después con varios responsables de la cúpula militar. El general Raoul Cédras participó en la segunda parte de las conversaciones, pero no hizo ninguna declaración. La misión, que no pasó de los salones del aeropuerto de Puerto Príncipe, recibió también al primer ministro del Gobierno depuesto, René Préval, que se encontraba en situación clandestina después del golpe militar.Préval acudió al aeropuerto custodiado por guardias de seguridad canadienses. Le acompañaban el ministro de Exteriores y otros dos miembros del Gobierno de Aristide. Después de una breve reunión, cuyo contenido no ha trascendido, Préval y sus colegas se dirigieron al lugar secreto en que permanecen ocultos. Fuentes diplomáticas han afirmado que su seguridad está garantizada.

La misión de la OEA se entrevistó a continuación con parlamentarios haitianos, responsables de partidos políticos, jerarquías eclesiásticas, empresarios y dirigentes de organizaciones humanitarias. Los representantes de la OEA eludieron en todo momento hablar de negociaciones y prefirieron calificar sus contactos como simples conversaciones con las autoridades haitianas.

El aeropuerto de Puerto Príncipe sigue cerrado al tránsito comercial. Varios cludadanos haitianos se acercaron al comprobar que aterrizaba el avión de la delegación de la OEA, creyendo que podrían huir del país.

Los periodistas que acompañan a la misión pudieron observar que la situación en Puerto Príncipe dista todavía mucho de ser normal. El toque de queda sigue en vigor entre las siete de la tarde y las seis de la mañana. Durante el día, la mayoría de los comercios continúan cerrados, y poca gente circula por las calles.

Colas en la morgue

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Ayer sólo se formaron colas ante la morgue del Hospital General de Puerto Príncipe, donde familiares dolientes intentaban reconocer a sus parientes desaparecidos. Los funcionarlos del hospital se negaron a precisar ninguna cifra, pero el número de cadáveres que se amontonan en la morgue asciende a 83, según una radio local. Otras emisoras hablan de hasta 250 muertos desde que Aristide fue depuesto el pasado lunes. Patrick Hamilton, fotógrafo de Reuter que entró en la fría sala de la morgue, comentó que había unos cien cadáveres en diversos estados de descomposición, entre los que se encontraba un número indeterminado de niños.También se formaron colas de haltianos delante de las pocas tiendas abiertas. Grupos de soldados y policías patrullan en camionetas cargadas de armas, mientras los civiles, con apariencia de miedo, contemplan la escena desde las aceras.

Todos los servicios públicos siguen cerrados y las señales de tráfico apagadas. En el casco antiguo de la capital, la basura se amontona en las calles. Los periodistas no encontraron ningún control aduanero en el aeropuerto de la capital.Noticias de matanzas en algunos de los barrios más pobres de Puerto Príncipe siguen circulando, pero los enviados especiales que intentaron comprobarlas se encontraron con soldados amenazantes que les obligaron a dar la vuelta.

Radio Lumiére, que pertenece a la Iglesia protestante y que informó de una de estas matanzas, dejó de emitir después de ser asaltada el viernes por un grupo de soldados. Doce emisoras han sido ya silenciadas y varias otras han cesado sus emisiones por temor a represalias.

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