Gran texto, gran actor
José Pla, Josep Maria Flotats: dos grandes nombres que gusta ver unidos. De la extensísima obra de Pla ha elegido Flotats un puñado de escritos, los suficientes -para completar el tiempo del espectáculo, que es naturalmente un monólogo -la primera persona del extraordinario escritor-, y que tienen primordialmente un sentido: la exaltación de la lengua catalana, de la patria catalana. Su cocina, su mar, el color de su tierra, la fuerza humana, la línea cultural de sus hombres, lo que fuere: Pla era un cosmopolita -la maleta que está continuamente en el escenario lo simboliza- que fue siempre catalán; y lo vio todo con ojos de conservador medio ácrata -una especie no tan rara, aunque pocas veces con esta capacidad de expresión y de explicación-, de terrateniente del Ampurdán. Escribió una lengua catalana limpia, sencilla, irónica, "con un humor honesto y vagones su frase-, con las observaciones y paradojas de su cuaderno gris- sale en el espectáculo, y la, forma en que se fue escribiendo-; hay que decir que escribió también un castellano maravilloso, espléndido, quizá no dentro de las normas de la Academia, o conservando de una manera muy deliberada catalanismos que lo enriquecían.Ahora da gusto oírle por primera vez; dueño de su ideario Ya querríamos que los conservadores de hoy tuvieran su altura de espíritu. Y la humanidad del observador nato.
Ara que els ametllers ja estan batuts
Josep María Flotats. Versión y adaptación teatral, puesta en escena, interpretación, dramaturgia, escenografía (con Serge Marzolff) y vestuario, Josep María Flotats. Madrid. Teatro María Guerrero, 1 de octubre.
Flotats no imita a Pla
Flotats: ni por un segundo imita a Pla. Sólo al final, después de los saludos, se pone la gran boina de payés, deja que la gabardina engorde su figura y repite la sonrisa cazurra y escéptica como pura ilustración. En mi recuerdo, Pla era hombre también un poco vago, más bien lento, socarrón, que colocaba poco a poco sus frases. Pero no tengo ninguna razón para fiarme de mi recuerdo. Flotats lo hace rápido, un poco nervioso. No es un actor representando a Pla, sino interpretando los textos de Pla: como debe ser. Un auténtico primer actor, apoyado en una leve e inteligente escenografía, en una pequeña dramaturgia: es su dicción, su gesto, su subrayado de unos textos que ha elegido él mismo, la dirección que les da, el gusto propio por el humor, la poesía, la humanidad que se desprende de lo escrito.Todo es muy grato, todo es muy serio y al mismo tiempo muy divertido; un hallazgo por todas partes. He dicho ya varias veces que hoy el teatro está refugiado en Cataluña, y nos manda aquí, de cuando en cuando, sus tesoros. Éste es uno de ellos. El público madrileño, en el estreno, no sintió ninguna distancia por el idioma, y aplaudió como es debido -es decir, con estruendo, con longitud, con bravos- al primer actor y al texto.
Babelia
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