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Castro expresa su desacuerdo en que se vayan los soviéticos y "se queden los yanquis en Guantánamo"

El presidente del Consejo de Estado cubano, Fidel Castro, hizo ayer su primera valoración pública sobre la decisión soviética de retirar las tropas que mantiene acantonadas en la isla, asegurando que su país estaba en total desacuerdo con la medida. "No podemos estar de acuerdo", dijo Castro, "en que se queden las tropas yanquis en la base naval de Guantánamo contra la voluntad de nuestro pueblo y, en cambio, se lleven una tropa amiga que ha estado con nosotros durante 30 años en virtud de acuerdos y compromisos establecidos".

Castro, en un encuentro con los periodistas españoles que cubren estos días la visita a la isla de Manuel Fraga, presidente de la Xunta de Galicia, aseguró también que no era su voluntad "deteriorar las relaciones con la URSS ni con lo que queda de ésta", porque, en su opinión, "son 30 años de relaciones en los que se han establecido vínculos muy fuertes, simpatía y amistad".Según el líder cubano, "a mi país no le interesa en absoluto que estas relaciones se deterioren en el área económica". Cuba depende comercialmente en estos momentos en un 70% de la Unión Soviética, especialmente en materia de combustible, que, en su totalidad, procede de dicho país, pese a que mantiene un acuerdo triangular con Venezuela y Holanda para que los costes de traslado no le sean tan costosos.

La reacción de Castro sobre la retirada de las tropas soviéticas se produce escasos días después de que abandonara el país el viceministro de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética, Valeri Nikolaenko, enviado por Moscú a La Habana para ir perfilando el calendario de la evacuación. Las tropas soviéticas fueron inicialmente cifradas en 11.000 efectivos por Mijaíl Gorbachov, aunque la brigada de instrucción sobre la que están centrados todos los objetivos no superan los 3.000 hombres, más un millar de familiares que viven en la isla.

En su conversación con los periodistas, Fidel Castro hizo referencias al próximo congreso del Partido Comunista Cubano, que se celebrará a puerta cerrada en Santiago de Cuba a partir del próximo día 10 de octubre. "Será un congreso que se desarrollará en condiciones especiales y difíciles. Es una obligación celebrarlo como lo sería en cualquier otro partido. Puede haber cambios, pero más revolucionarios. Ningún país del mundo ha hecho más cambios que nosotros en 30 años. Lo que no va a haber son recambios ni retrocesos. Nada ni nadie verá flaquear la voluntad de lucha y de resistencia de nuestro pueblo".

Preguntado por un periodista si se considera un hombre cansado que ha pensado ya en su retirada, el líder cubano -que empleó un lenguaje moderado y distendido durante toda la conversación- explicó que, al igual que no conoce a ningún científico o a ningún intelectual que diga estar dispuesto a jubilarse, él es un hombre convencido de que hay que permanecer hasta el final. "No sé dónde estaré en ese momento, pero jamás me jubilaré de la política, de la revolución o de las ideas que tengo. El poder es una esclavitud y yo soy un esclavo. En su día escogí esta profesión y seguiré luchando y defendiendo mis ideas en cualquier circunstancia".

"Autoridad por la historia"

Castro negó que Cuba fuera un régimen presidencialista, porque, en su opinión, las decisiones las toma una dirección colegiada. En este sentido señaló que no era él quien nombraba a los ministros o a los funcionarios del Gobierno, porque "aunque sí tengo autoridad o influencia por la historia para ello, no me interesa".

Para Fidel Castro, hablar de oposición no puede ser más que en referencia a Estados Unidos, que mantiene un feroz bloqueo contra la isla desde hace 30 años, y explicó que asociar los conceptos de democracia y economía de mercado provocan confusión, puesto que la economía de mercado donde mejor ha funcionado han sido en las dictaduras de extrema derecha.

Dijo el líder cubano que otra cosa muy distinta es colaborar, como hace su país, en inversiones mixtas con empresas de países capitalistas, y añadió que introducir elementos como la economía de mercado en su país era como cargarse la independencia de Cuba.

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