Vocaciones políticas

Le escribo para comentarle mi asombro ante las declaraciones de la ministra portavoz del Gobierno en relación con las hojas pastorales que ciertos obispos han escrito.En mi opinión, quizá hubiese sido mejor que, por la especial delicadeza de sus puestos, se hubiesen abstenido de publicarlas. Personalmente no comparto sus opiniones, ni en la política ni en la religión, pero creo que están en su perfecto derecho de hacerlas públicas, sea en un mitin político o en una parroquia.

Pero lo que de verdad me parece una soberbia estupidez son las declaraciones que la señora ministra ha realizado. "Parecen revelar los autores una tardía vocación política".

¡Pero qué majadería!, pensé al escuchar la noticia. ¿Se habrán creído nuestros representantes, políticos pero simples delegados, que la política es un privilegio que sólo ellos pueden ejercer? ¿Habrán olvidado por casualidad que, les guste o no, es nuestro derecho expresar nuestras opiniones, aunque las mismas no concidan con las de su partido? ¿Habrán olvidado que somos precisamente los simples ciudadanos los que, en teoría, hacemos la política y dictamos las leyes? ¿No expresa usted sus opiniones en el bar a la hora del café? Si invita a sus amigos a su casa, ¿no puede decir lo que le apetezca? ¿Es acaso privilegio exclusivo de los políticos (profesionales) decir tonterías? (esto no lo digo en relación a las hojas pastorales, sino a las múltiples declaraciones de políticos de distintos partidos). Puede decir que ella, el Gobierno o quien sea piensa que es una tontería lo que dicen. Pero no puede negarles este derecho (al menos hasta que le nombren ministra de Censura).-