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Epitafio para mi perro

Arganda del Rey dispone de un cementerio privado para animales de compañía

Ninguno abandonaría a su perro para irse de vacaciones, ni lo maltrataría. Todos agradecen el cariño, la alegría y la compañía que les han dado. Esto es lo que tienen en común las personas que usan los servicios de El Último Parque, un cementerio de animales situado en Arganda del Rey, a unos 30 kilómetros de Madrid. El ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, tiene enterrados allí a dos de sus perros.

"No te ha vencido la muerte porque te sentimos vivo en nuestros corazones". "El tiempo, que lo borra todo, no borrará nunca tu recuerdo". Gracias". Así rezan algunos de los epitafios que cubren las tumbas de perros, gatos, canarios, perdices o loros que yacen bajo las sepulturas.El nombre del cementerio, El Último Parque, refleja con claridad cómo es el lugar: se respira tranquilidad y olor a pino; hay algún que otro monumento de perros, flores de plástico decoran las lápidas y prima la sencillez. Funciona igual que cualquier otro cementerio, con la diferencia de que aquí no se celebran ceremonias.

La sociedad El Último Parque se encarga de la recogida del animal, en el domicilio o en la clínica. Lo cubren con una sábana y lo depositan en el nicho. Según el poder económico de los dueños así será la sepultura de sus mascotas. Hay diferentes categorías: la fosa de tierra cuesta 20.000 pesetas; la de obra, 41 .000 pesetas. La de honor, forrada de marmol, cuesta 300.000 pesetas. Los precios ascienden según la lápida que decore la tumba. La más pequeña cuesta 5.000 pesetas. Entre las personas que entierran aquí a sus animales hay tanto obreros como duquesas.

El tiempo de estancia de los animales allí enterrados es indefinido, sólo hay que pagar una cuota de mantenimiento de 2.500 pesetas al año. Las visitas al cementerio están programadas para los fines de semana y se cierra la entrada a las personas ajenas al recinto.

La vida por su amo

Eduardo Birenbaum, encargado del cementerio, considera que "lo más natural del mundo es dar sepultura a los animales que han convivido en casa como un miembro más de la familia". Incluso algunos han dado la vida por defender a su dueño. Éste es el caso de un perro que se interpuso entre un atracador y su amo. Un navajazo en la yugular lo llevó a El último Parque.Birenbaum confiesa: "Este negocio se mantiene". Pero confia en que llegará a ser fructífero "cuando despierte la conciencia de los dueños hacia sus animales y mucha gente pierda sus prejuicios, como ocurre en otros países". París dispone desde el siglo pasado de un cementerio para perros, y Lisboa tiene otro creado a principios de esta centuria. En Barcelona funciona uno en la población de Torrelles de Llobregat.

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