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LA REVOLUCIÓN DE AGOSTO

Los letones 'pasan' de celebraciones

En contra de lo que todos esperaban, el reconocimiento de independencia de las repúblicas bálticas concedido finalmente por Mijaíl Gorbachov no ha arrastrado a las calles de Riga, capital de Letonia, ningún mar de banderas nacionalistas. Lo que han salido son miles de paraguas descoloridos fabricados en Moscú para protegerse de la lluvia torrencial.Anatoli Gorbunov, presidente de la república, convocó una rueda de prensa al conocer la promulgación del decreto, cuyo texto recibiría a las nueve de la noche. Gorbunov, que dijo que había agradecido por teléfono a Gorbachov este gesto con Letonia, indicó que deseaba que su país perteneciera a la organización defensiva europea y que fuera considerado zona desmilitarizada. Añadió que las negociaciones para la retirada de las tropas soviéticas del territorio letón podrán necesitar un mínimo de dos años.

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La directora del periódico independentista Atmoda (Despertar), Elita Veidemane, explicó con estas palabras la falta de entusiasmo popular: "El júbilo nos lo dio el reconocimiento de Bush y de los países europeos, que ha sido el importante. El de Gorbachov no ha sido más que el último paso al que no podía negarse. Ya no emociona a nadie".

Por su parte, el ministro de Cultura, Raymonds Paul, primer miembro no comunista del Gabinete, dijo con cierto sarcasmo a este periódico que lo único que a él le inquieta en este momento es que el edificio donde está su departamento habrá de devolverlo a la URSS, que es la propietaria por haberlo ocupado antes del año 1940 como embajada. El ministro ha dicho que esta devolución la harán con mucho gusto. Las estatuas derribadas de Lenin reposan, según pudo saber este periódico, en el crematorio municipal.

Janis Riba, presidente de Aizargs (Defensores), grupo extremista que pretende expulsar a los rusos de esta república, dijo a EL PAÍS: "Ahora vamos a echar a patadas no sólo al Ejército soviético, sino también a los civiles que se instalaron aquí durante los últimos 50 años de ocupación".

Riba cuenta con 2.000 miembros uniformados en su organización. De momento, afirma que todavía no tienen armas. El sueño de los letones es, según el mismo Riba, ver a todos los rusos afincados en Letonia fuera de la república independiente. Piensa lograrlo forzando a que se adopten medidas económicas y políticas. Dos tercios de la población de Riga son rusos. "Sólo utilizaríamos las armas en caso de que fracasen otros medios", dijo Riba, "porque no queremos seguir siendo como los indios en una reserva americana".

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