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Vuelve a Chile Altamirano, el último de los perseguidos de Pinochet

El ex senador y ex secretario general del Partido Socialista (PS) de Chile durante el Gobierno de la Unidad Popular, Carlos Altamirano regresó ayer al país, lo que supone el fin, de hecho, al exilio y persecución contra la izquierda después del golpe militar de Augusto Pinochet en 1973. Altamirano, que estuvo durante la mayor parte de su exilio en París, llegó al aeropuerto de Santiago en un vuelo de Buenos Aires, acompañado por el presidente del PS Jorge Arrate, y fue recibido por Hortensia Bussi, la viuda del expresidente Allende, dirigentes izquierdistas y partidarios suyos.

Pese al Fin del exilio y el comienzo de la democracia en 1991, si Altamirano hubiese vuelto entonces, habría sido detenido por un proceso pendiente desde 1973 de la Marina por sedición. A finales de abril, sus abogados lograron que las acusaciones prescribieran por leyes dictadas en la democracia.El retorno del último de los perseguidos por la dictadura de Pinochet es una ratificación de la normalidad democrática. Altamirano, de 68 años, declaró en varias ocasiones antes de volver que no desea reintegrarse a la política activa, y reiteró su apoyo a la alianza democristiana y socialista en la que se apoya el Gobierno de Patricio Aylwin.

Superviviente de la mayor persecución desatada por el régimen del general Pinochet en 1973, Altamirano es una de las figuras más controvertidas de la reciente política chilena. Execrado por la derecha y los militares golpistas, que le responsabilizan de radicalizar el Gobierno de Allende, y criticado en la extrema izquierda por cambiar su pensamiento revolucionario hacia otro de tipo socialdemócrata, el dirigente que ayer regresó es, sin embargo, muy distinto al que logró salir oculto en 1973 hacia Argentina en el maletero de un coche, con la ayuda de la República Democrática Alemana.

La persecución no cesó con el exilio. Los aparatos de seguridad intentaron asesinarlo en varias ocasiones. Dos agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional Anticomunista (DINA), que dependía de Pinochet, fracasaron en un primer intento durante el primer congreso legal del PSOE en Madrid.

Partidario de preparar la defensa del Gobierno de Allende a través de organizaciones populares, y creyendo contar con militares leales, Altamirano pensaba en 1973 que el golpe de Estado era inevitable. El PS estaba entonces a la izquierda de Allende. Su conducta fue uno de los pretextos que usó el general Augusto Pinochet para dar el golpe.

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