El régimen de Fidel se ancla en la resistencia
España, México, Japón e incluso Libia figuran en el calendario de viaje de los enviados especiales de Castro que, los próximos días, pretenden recabar los suficientes apoyos internacionales para poder replicar a Washington en su intento precipitado de acabar con el comunismo en Cuba.Mientras las emisoras de radio de La Habana se dedicaban ayer a recoger las muestras de apoyo de las diferentes provincias al editorial de Granma del jueves, en el que se deploraban los cambios en la URSS y se testimoniaba la eterna gratitud de Cuba a la revolución soviética, en la calle la normalidad era absoluta.
Cita en el Malecón
El Malecón de La Habana, el mayor lugar de concentración juvenil de la isla, continuaba siendo una cita de esparcimiento nocturno donde los afortunados que poseen automóvil elevaban los volúmenes de sus radiocasetes para escuchar los últimos éxitos de Juan Luis Guerra como respuesta -para algunos de protesta- ante la invasión de noticias controladas que desde Moscú registran intermitentemente los boletines radiofónicos y las dos cadenas de televisión.
La juventud habanera, cada vez más pasiva ante el reclamo del aparato castrista por sostener las ideas revolucionarias, se ha convertido en los últimos tiempos en una masa homogénea que prefiere antes la diversión que la militancia política.
La presencia masiva de equipos de televisión recientemente e n Cuba con motivo de los Juegos Panamericanos permitió observar que muchos jóvenes perdían el miedo a hacer declaraciones a medios extranjeros, y la retahíla de deficiencias, carencias y males del sistema comunista se esparcieron como vómitos por un sinfín de televisiones extranjeras. "Queremos una vida distinta a la de nuestros padres", dijeron varios jóvenes a este corresponsal.
"No estamos contra Fidel", exclamaron, "pero tampoco queremos quedarnos fuera del progreso. El mundo está cambiando, y nosotros no podemos contemplar ese fenómeno desde la absoluta insularidad, aunque geográficamente seamos una isla".
"Vencer o morir"
Pese a estas opiniones recogidas en el Malecón de La Habana y al desagrado que manifiestan individualmente muchos jóvenes que se encuentran sin un trabajo acorde con sus carreras universitarias o fuera del circuito laboral por el cierre o la disminución de actividad de las fábricas, desde el aparato castrista se insiste en vencer o morir mediante una mayor disciplina de la población con el periodo especial vigente, que limita la provisión de alimentos básicos y somete al ciudadano a un esfuerzo numantino para hacer frente a la crisis.
El diario mexicano La Jornada, en su edición del jueves, reflejaba unas declaraciones de Eugenio Hernández, presidente del Instituto Cubano de Investigación y de Orientación de la Demanda Externa, en las que se aseveraba que la capacidad industrial de la isla le permitirá sobrevivir al colapso. Hernández advirtió que no existe paralelismo alguno entre lo que ocurre en Cuba y lo que pasa en la URSS, y dijo que se equivocaban quienes se hacen ilusiones cuando comentan que el derrumbe soviético va a tener consecuencias significativas en la isla.
"Es cierto que los 10 millones de toneladas de petróleo que consume Cuba proceden de la URSS", explicó, "pero también se equivocan quienes piensan que a nosotros nos regalan el oro negro, porque una de cada tres cucharadas de azúcar que consumen los soviéticos procede de este país".
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