Buenos y malos aires
EL PROCESO de la transición democrática argentina quedó, según el lenguaje jurídico tan de moda actualmente en Buenos Aires, listo para sentencia. El reemplazo de Julio Mera Figueroa, un ortodoxo menemista, por el joven y hábil ex renovador José Luis Manzano al frente del Ministerio del Interior es el dato político más importante desde que se inició, hace dos años, el mandato presidencial de Carlos Menem. El relevo es consecuencia de la presión que el embajador de Estados Unidos, Terence Todman, comenzó a ejercer en febrero de este año, cuando denunció públicamente el tráfico familiar de influencias en el Gobierno, que perjudicaba los intereses de una compañía norteamericana.La embestida de la Embajada era ya un secreto a voces en los despachos oficiales y en los ambientes políticos. Esta semana, la portada del semanario político Somos se ilustraba con la :Fotografía de una mano oscura, y el título advertía sobre la mano negra" que se mueve detrás de las investigaciones a los acusados de lavar el dinero procedente del narcotráfico y también sobre: la. decisión del presidente de aceptar el diálogo con la oposición. El embajador Todinan es negro, y nunca ocultó su preocupación por las denuncias que involucraban a los cuñados del presidente y a otros altos cargos del Gobierno.
En un giro que sólo podría sorprender a quienes no tengan en cuenta la personalidad de Menem, el jefe del Estado argenitino está dispuesto ahora a llevar adelante un compromiso con la oposición para debatir los principales problemas del país: la reforma y la Financiación del E7stado, los acuerdos en el seno del Mercado Común del Cono Sur (Mercosur) y la reforma de la Constitución para. acortar el mandato presidencial y permitir la reelección.
El cambiante discurso del presidente Menem, capaz de calificar ahora, de "incipientente" y "asesino" al coronel Seineldín, líder (le los grupos ultras del Ejército de Tierra, al que hace cuatro meses consideraba un "valiente y honesto soldado", y con el que se reunía para prometerle cargos poco antes de asumir la presidencia, desarma a la oposición y logra seducir a una gran parte de la sociedad por su costado más irracional.
Las encuestas indican que las próximas elecciones para renovar los gobiernos ole provincias, y parcialmente la Cámara de los Diputados, no van a modificar sustancialmente las fuerzas de peronistas y radicales en el Parlamento. Pero todos saben ya que para
Menem los candidatos que se impongan en las urnas, sean propios o ajerios, serán señales de triunfo y de los cambios que, según él la sociedad comprende y apoya.
En el terreno económico, el llamado plan de convertibilidad del ministro Doraingo Cavallo, que prohíbe por ley la emisión (le moneda, para solventar el déficit del Estado, logró calmar las periódicas convulsiones de la economía, argentina. La precaria estabilidad, con una inflación mensual promedio del 2% desde hace tres meses, es un éxito inédito que sirve de base al anunciado diálogo político. Todas las esperanzas de una recuperación económica sostenida, con un tiempo suficiente para consolidar la democracia -contra los pronósticos apocalípticos que hizo Seineldín en su alegato final antes de ser condenado por el alzamiento militar del -pasado 3 de diciembre-, están puestas en ese demorado compromiso histórico que las principales fuerzas políticas tendrían que asumir y firmar.
La única bomba de tiempo que el Gobierno aún no puede desactivar pese a sus esfuerzos es la del llamado narcogate o yoinagate, y que, de explotar, podría repartir por los aires a ju.eces, funcionarios y parientes. Según se reconoce incluse. en altos círculos del Gobierno, "en otro país, ya estarían todos presos", incluida Amira Yorna, la cuñada del presidente. En la Argentina de hoy puede simplemente no pasar nada. Pero la reacción popular en caso de impunidad puede ser fuerte.
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