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El duro recorte presupuestario de Solchaga sigue adelante con el apoyo de González

ANDREU MISSÉ / LUIS R. AIZPEOLEA, El presidente del Gobierno, Felipe González, intervino en repetidas ocasiones en el consejo extraordinario del pasado martes para defender que el control del déficit público, y por tanto del gasto, era una cuestión fundamental de la política económica del Gobierno. González subrayó la importancia de garantizar la contención del déficit como condición indispensable para lograr la convergencia de la economía española con la de los países de la CE. Esta toma de posición del presidente supone un claro apoyo al ajuste propuesto por el titular de Economía, Carlos Solchaga.

En la reunión de hoy el Gabinete analizará el presupuesto de gastos para 1992, que podría tomar como referencia un déficit público próximo al 1,5% e inferior al de este año que será del 2% del producto interior bruto, frente al 0,9 previsto. Ello supondría una aceptación parcial de las tesis de quienes mantenían que algunos gastos eran irrenunciables. El Gobierno había previsto un déficit público cero para 1992.Las seis horas de debate del consejo extraordinario del pasado martes se centraron en los aspectos básicos de la política económica. La discusión se planteaba entre dos posiciones: por una parte, la que afirma que el control del déficit es fundamental y, por tanto, hay que supeditar todas las demás políticas a este principio y en consecuencia habrá que recortar el gasto en la medida que sea necesario para que el déficit no se dispare. La otra posición ponía énfasis en las deficiencias en infraestructuras, educación y sanidad, con lo que se oponía al recorte de estos gastos. En esta reunión, González se tuvo que emplear a fondo para defender las posiciones del titular de Economía, Carlos Solchaga, contestadas por varios ministros.

Posiciones críticas

Las posiciones críticas al ministro de Economía se hicieron especialmente patentes en la sesión del Consejo de Ministros del 12 de julio en que varios ministros manifestaron que los cuadros explicativos de Solchaga eran "técnicamente endiablados". El martes, González tuvo que hacer un despliegue de su capacidad de comunicación para convencer a los críticos. La intervención del presidente del Gobierno facilitó que se impusiera la consecución de un crecimiento equilibrado de la economía, con déficits moderados y gastos ajustados. También puso de relieve como el principal valedor de Solchaga es el llone", como señaló hace más de tres meses el secretario de Organización del PSOE, Txiki Benegas.

El debate actual arranca de finales del pasado mes de junio, cuando el Gobierno descubrió un desbordamiento imprevisto del déficit público previsto para este año. Las causas de este desajuste eran dobles. Por una parte, los ingresos -especi almente el IVA- no registraron el crecimiento previsto en los presupuestos y además se tomó como referencia la recaudación de 1990, que luego resultó ser inferior a la real en más, de 300.000 millones de pesetas. La segunda causa del desequilibrio ha sido el disparo de los gastos, especialmente las prestaciones por desempleo -mayor volumen de contratados temporalescon derecho a subsidio- que pueden suponer un sobrecoste de 25.0.000 millones de pesetas. Otra partida descontrolada es la de los gastos de Sanidad, que puede superar en 300.000 millones de pesetas las previsiones presupuestarias.

El primer debate sobre esta situación se. registró en el Consejo de Ministros del pasado 5 de julio, en el que Carlos Solchaga expuso la situación real de las cuentas públicas y planteó como medida profiláctica la necesidad de un recorte de 430.000 millones de pesetas en el gasto público que afectaba básicamente a Defensa, Obras Públicas, Educación e Industria. La forma de plantear esta propuesta y las medidas unilaterales adoptadas para su consecución -directrices a los interventores que Hacienda tiene en cada ministerio para que noautorizasen más gastos- provocaron un fuerte debate político en el seno del Gobierno, promovido sobre todo por los departamentos más afectados.

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El balance de este debate político puede sintetizarse en tres aspectos. Solchaga mantiene el apoyo de Felipe González cuyas intervenciones han sido decisivas para convencer al resto del Gabinete de la prioridad de un ajuste presupuestario duro; el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, ha desempeñado por primera vez sus funciones de mediador -su intervención fue capital para rebajar el recorte en 100.000 millones de pesetas-, y el debate ha permitido que aumentase el protagonismo de otros ministros como los titulares de Obras Públicas, José Borrell; Educación, Javier Solana, y Defensa, Julián García Vargas.

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