Los ortodoxos del PCUS renuncian a la guerra
Todas las facciones aspiran a controlar el partido del futuro
Los sectores ortodoxos del PCUS han renunciado a su estrategia de duelo a muerte con los reformistas en el pleno del Comité Central que se celebra hoy, y aceptarán incluso un programa socialdemócrata, con el que no están de acuerdo, con tal de mantener sus posiciones dentro del partido comunista con el fin de echar a Mijaíl Gorbachov como secretario general y como presidente de la URSS el próximo otoño.
Ésta es la impresión que transmitía ayer Guennadi Ziuganov, secretario responsable de ideología en el Partido Comunista de Rusia (PCR), en una conversación con esta corresponsal sobre los problemas internos de los comunistas soviéticos. Ziuganov, uno de los principales líderes conservadores, es uno de los firmantes de una dramática carta al pueblo en la que se insta a la organización en nombre de la unidad de la patria.Ziuganov repite a menudo la palabra cataclismo. Si se llega a una situación de cataclismo económico y social, los reformistas tendrán motivos para temer la masa crítica que puede resultar de la conjunción entre los ortodoxos instalados en puestos de responsabilidad y los sectores sociales que van a sufrir la transición al mercado en su propia piel.
Ziuganov tiene numerosas objeciones al proyecto de programa que defenderá Gorbachov ante el pleno, un texto publicado en el periódico Nezavisimaia Gazeta. Dice que es un documento ecléctico, unilateral, impregnado de ideas liberales, socialdemócratas y socialistas, que no refleja suficientemente el papel del partido en la historia ni la forma de poner en práctica las tareas actuales, que no especifica las categorías sociales que deben constituir la base del partido, ni desarrolla el concepto de propiedad social. Pese a todo, lo aprueba como "documento de trabajo" a discutir públicamente y espera que una comisión redactora haga "sustanciales añadidos".
Lo importante, para Ziuganov, es que "el pleno tome la decisión de convocar un Congreso extraordinario sin dilación", posiblemente en noviembre. En ese foro, debe planearse la aprobación del programa y también la cuestión del secretario general. Dado que el presidente de la Unión Soviética es el líder del PCUS, un cambio al frente de esta estructura implica un cambio al frente del Estado, según Ziuganov.
'Trampa' reformista
Si los comunistas conservadores evitan hoy el duelo frontal, pueden superar con éxito la trampa que los reformistas les han tendido para lograr un cisma clarificador en el PCUS, sin ser ellos los que se marchen de la organización que sigue teniendo la infraestructura más sólida del Estado.
Los conservadores han sido sometidos a dos duras pruebas. La primera ha sido el decreto de Borís Yeltsin suprimiendo a partir del 3 de agosto las células comunistas en las empresas, es decir, la columna vertebral del PCUS. La segunda ha sido la aparición del programa avalado por Gorbachov, un texto que, según Nezavisimaia Gazeta, ha sido gestado tras tirar a la papelera las cinco variantes anteriores.
Este documento, que en otras circunstancias supondría una revolución ideológica en el partido, tiene hoy una importancia relativa, dado que difícilmente conseguirá el fin de clarificar posiciones. Andréi Grashov, jefe del departamento de internacional del PCUS y miembro del Comité Central, considera que los ortodoxos darán muestras de "oportunismo", si lo aceptan.
Grashov, uno de los 72 miembros del Comité Central que defendieron a Gorbachov cuando el líder fue sometido a los virulentos ataques de los conservadores en el último pleno (el pasado abril), cree que son posibles tres variantes distintas del pleno:
1. La repetición del pleno de abril, cuando las fuerzas agresivas y conservadoras plantearon al secretario general que se retirara.
2. Que el proyecto de programa, sometido a votación, no sea aceptable para los conservadores y éstos expresen su desacuerdo y abandonen el partido.
3. La variante más real, consistente en constatar las diferencias entre las distintas corrientes y el callejón sin salida que debe resolverse en el Congreso.
Solución de compromiso
El Congreso puede ser, según Grashov, una "solución de compromiso" que convenga a ambas partes, porque ambas pueden esperar que la correlación de fuerzas les sea favorable.
"El principal problema es quién se quedará con la herencia del partido. Se trata de una herencia importante, no sólo materialmente, sino por los millones de militantes que pueden ser movidos en una u otra dirección", añade Grashov. Todas las partes, señala, quieren quedarse con el "paquete de control" de las acciones comunistas.
Tal vez por eso, militantes de distintas tendencias del PCUS, incluido el mismo Grashov, coinciden en afirmar que la variante más civilizada, decisión por plataformas y separación de las dos corrientes tradicionales del socialismo, una socialdemócrata y otra marxista-leninista, es un planteamiento teórico, pero no real hoy en el PCUS.
Los conservadores se ven hoy acosados por dos nuevas formaciones, el grupo Comunistas por la Democracia de la Federación Rusa, un marcaje directo al Partido Comunista de Rusia, y el Movimiento de las Reformas Democráticas, un "módulo orbital" para que los reformadores del PCUS sean lanzados hacia los espacios políticos del futuro. Ambas formaciones tienen un carácter coyuntural y su desarrollo depende de las circunstancias dentro del PCUS.
Grashov, que no ha ingresado en el movimiento, cree que el "conflicto fundamental debe ser decidido en el interior del partido, porque las tendencias políticas fundamentales y los futuros partidos están concentrados en él, y los intentos de formar nuevos partidos fuera del PCUS no han resultado". "SI la regulación interna de los conflictos internos no es posible, entonces habrá que pensar en crear un nuevo partido al otro lado de la verja".
Pluralismo comunista
P. B., El Partido Comunista de la URSS (PCUS), una masa de 16 millones de miembros (la mitad de los cuales están en el territorio de la Federación Rusa), da cobijo en su seno a una amplia gama de tendencias que se reflejan en el Comité Central, organismo dirigente formado por 412 miembros, surgido en 1990, en el 281 Congreso del PCUS. En el seno del PCUS, y a escala rusa, hay dos formaciones básicas: el Partido Comunista de Rusia (PCR), de carácter fundamentalmente marxista-leninista, y el Movimiento de los Comunistas por la Democracia (MCD), surgido primero como una fracción parlamentaria para apoyar a Borís Yeltsin y en proceso de constituirse como partido. El PCR es dirigido por Iván Polozkov, y el MCD, por el vicepresidente de la Federación Rusa, Alexandr Rutskoi.
Las estimaciones entre el número de matices en el PCUS varían entre 10 y 3. De izquierda a derecha, según las concepciones clásicas, observamos:
1. Plataforma Bolchevique del PCUS, que dirige la profesora de química de Leningrado Nina Andreievna (neoestalinistas en el espíritu de 1937).
2. Partido Obrero Marxista (espíritu leninista de 1917). Quiere la transferencia del poder a un Congreso de Obreros y Campesinos.
3. Movimiento de la Iniciativa Comunista, dirigido por Alexéi Sergueiev. Pone el acento en la organización del movimiento obrero y, sobre esta base, en la lucha contra la metamorfosis socialdemócrata y la introducción del capitalismo.
4. Plataforma Marxista, dirigida por Alexandr Buzgalin y Alexéi Prigarin. Es un intento de desarrollar el análisis marxista en la modernidad.
5. Los gorbachovianos (el presidente de la URSS y sus seguidores) que completaron ya la travesía desde el centro a la tierra firme de la socialdemocracia.
6. Socialdemócratas de derechas con elementos liberales, representados por el MCD.
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