El presidente de la URSS celebrará una cumbre anual con el jefe del Gobierno español.
La Unión Soviética y España han acordado celebrar cumbres anuales de su jefe de Estado y del presidente del Gobierno, que podrán ademá comunicarse a través de un teléfono rojo directo entre el Kremlin y el palacio de la Moncloa, según figura en el tratado de amistad y cooperación que ambos países suscribirán el próximo martes en Moscú, con motivo de la visita de Felipe González.
Cinco días después de rubricar el tratado de amistad con Marruecos, el presidente Felipe González asistirá en la capital soviética a la firma de un acuerdo similar con la URSS que convertirá a España en el cuarto país europeo, después de Alemania, Francia e Italia, en afianzar su relación con esta superpotencia mediante, entre otras cosas, cumbres periódicas al máximo nivel.González será recibido pasado mañana por la noche en Moscú por el primer ministro, Valentín Pavlov, pero su segunda visita oficial sólo empezará el lunes con una primera ronda de conversaciones con el presidente Mijaíl Gorbachov y a continuación participará en un seminario sobre la transición política en España que dirige el vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, y que organiza la Universidad Complutense de Madrid en asociación con el Instituto de Cultura y Ciencias Soviéticas. Antes de acudir a la cena que le ofrecerá Gorbachov, el presidente González se entrevistará con Pavlov.
Al día siguiente, Felipe González recibirá, por fin, al presidente de Rusia, Borís Eltsin, al que se negó a acoger en Moncloa en mayo del año 1990, cuando todavía no se había sometido al veredicto de las urnas. Las delegaciones soviética y española celebrarán después una reunión plenaria antes de que los ministros de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez y Alexandr Besmértnij, firmen el tratado.
'Niños de la guerra'
Tras dar una conferencia de prensa conjunta con Mijaíl Gorbachov, la estancia del jefe del Gobierno español concluirá con una recepción en la residencia del embajador, Juan Cuenca, a la colonia española y, especialmente, a los representantes de los niños de la guerra que huyeron en plena infancia a la Unón Soviética de José Stalin para ponerse a salvo de la contienda civil española.
Inspirado en la declaración política conjunta suscrita por los titulares de Exteriores de ambos países durante la primera visita de Gorbachov a España, el tratado consta de 27 artículos en los que queda recogida la cumbr anual al máximo nivel, dos reuniones, también anuales, de los jefes de la diplomacia española y soviética, así como encuentros de los ministros de Defensa y de otros miembros del Gobierno siempre que se considere necesario.
En caso de crisis, no se esperará a la próxima cita y los con tactos urgentes se mantendrán por la vía más adecuada, incluida la directa entre el Kremlin y el palacio de la Moncloa, que consistirá, probablemente, en la instalación de dos télex en ruso y en castellano en cada complejo presidencial.
El grueso de los artículos del tratado están dedicados a fomentar una cooperación que abarca desde el apoyo español a las reformas económicas mediante la formación de especialistas hasta la lucha contra el crimen organizado, el terrorismo y el narcotráfico, pasando por la simplificación de los visados algo difícil de poner en práctica cuando la Comunidad Europea teme una invasión migratoria de Europa oriental.
Con un país hasta hace poco miembro de una alianza enemiga de la OTAN, España desarrollará también ahora una tímida cooperación en materia de defensa para consolidar la "confianza mutua".
Habrá intercambios de delegaciones y se elaborarán programas bianuales de contactos en el terreno militar.
En materia política, la Unión Soviética brinda su respaldo al proyecto hispano-italiano de exportar al conjunto del Mediterráneo la experiencia de distensión de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), y, por último, ambos países se comprometen a resolver sus controversias por medios pacíficos y abstenerse de prestar ayuda al agresor.
El tratado no recoge cifras de la ayuda financiera porque esta vertiente de la relación quedó zanjada en el mes de octubre del pasado año, cuando Mijaíl Gorbachov obtuvo en Madrid créditos por unos 150.000 millones de pesetas para ser utilizados para la adquisición de productos de consumo y bienes de equipo españoles.
Aunque casi simbólicas, la Unión Soviética ha efectuado ya sus primeras compras de cereales.
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