El escollo gibraltareño

En vísperas de la visita de Felipe González, las autoridades de la URSS han deparado una desagradable sorpresa a las españolas: su aparente intención de transferir a Gibraltar parte de la flota pesquera soviética que utiliza como base las Canarias. Si se confirma, a España le molestaría tal iniciativa porque contribuye a realzar la importancia de la colonia británica (ver EL PAÍS del 19 de junio).El jefe de la diplomacia española, Francisco Fernández Ordóñez, aprovechó su coincidencia en Berlín el 20 de junio con su homólogo soviético, Alexandr Besmértnij, para pedirle aclaraciones y a los pocos días hubo un desmentido de Moscú. En una reunión preparatoria del viaje de González celebrada hace una semana, el ministro consejero de la Embajada de la URSS en Madrid, Anatoli Kousnetsov, reconoció, sin embargo, al jefe de la delegación española, Fermín Zelada, director general de Europa, que se trataba de un proyecto, aunque en fase muy embrionaria.

Una cooperativa privada soviética, cuyo nombre en castellano es Brisa, ha constituido, explicó, con la empresa Gibraltar Serfidges International Limited una sociedad mixta llamada Sovbrisa Limited para prestar servicios a buques con independencia de su pabellón. Kousnetsov alegó que era una iniciativa particular, pero sus interlocutores españoles insistieron en que existían fórmulas para disuadir al sector privado.

Resulta paradójico que el Ministerio de Exteriores español aliente a los responsables soviéticos a impedir la instalación en el Peñón de una empresa soviética cuando la Administración española no ha tomado ninguna medida para evitar, por ejemplo, que la banca española se radique en la colonia.

Sovhispan, la sociedad mixta hispano-soviética que opera en Canarias, ha remitido una carta a Fernández Ordóñez en la que le alerta sobre "el efecto muy grave para la solvencia de nuestra empresa" que tendría el desvío al Peñón de los pesqueros soviéticos con base en Canarias.