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Ricardo Bofill presenta la maqueta de la Escuela de Música Reina Sofía

El centro tendrá viviendas para 80 estudiantes

"Tanto la arquitectura como la música son dos disciplinas de excelencia. Un músico puede tener dos destinos: o intenta ser el mejor, o se convierte en un mediocre para toda la vida. Lo mismo ocurre con la arquitectura. Los arquitectos trabajan para dejar algo que vaya más lejos que la vida humana" manifestó el arquitecto Ricardo Bofill en la presentación del proyecto de la Escuela Superior de Música Reina Sofía.

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Arquitectura musical

El centro está promovido por la Fundación Albéniz que pretende formar músicos de élite. La Escuela Superior de Música Reina Sofía, promovida por la Fundación Albéniz que preside Paloma O'Shea, supone una inversión de entre 700 y 800 millones de pesetas y empezará a construirse en otoño, en una superficie total de 9.459 metros cuadrados, en los terrenos cedidos por la Comunidad de Madrid en el solar de los jardines Isabel Clara Eugenia, en el término de Hortaleza.La Escuela contará con espacios para administración -presidencia, gestión, producción y servicios comunes-, residencia de estudiantes (con alojamientos para 80 alumnos, en habitaciones dobles e individuales), gimnasio, escuela superior y elemental, con biblioteca y fonoteca, museo y un auditorio para 800 espectadores.

Los edificios son longitudinales, con dos plantas y altas ventanas. Las aulas tienen luz natural a través de ventanas que se pueden cerrar con contraventanas acústicas especiales.

Ricardo Bofill manifestó haber sentido gran satisfacción cuando Paloma O'Shea, presidenta de la Fundación Albéniz, le propuso realizar el proyecto de la Escuela Superior de Música Reina Sofía. "Yo ya había trabajado en otras ideas similares, como la Escuela de Música de Houston (Estados Unidos)".

Para el arquitecto existen ocultas similitudes entre ambas disciplinas: "La música de cualquier periodo posee en el fondo las mismas estructuras que la arquitectura de la misma época. Pero, además, ambas son artes de excelencia. Tienen un carácter elitista, pero no en sentido social, sino de calidad. En cualquier actividad artística sobresalen los que más valen".

La selección de alumnos será rigurosa. Sólo podrán acceder a ella quienes posean titulación superior o los que cursen los últimos años de violín, viola, violonchelo o plano. La escuela contará con 30 alumnos, aunque se prevé que este número se incremente progresivamente. La matrícula costará dos millones de pesetas y se otorgarán 24 becas.

"Depositamos nuestra confianza en Ricardo Bofill sabiendo que no iba a defraudarnos", dijo Paloma O'Shea. "En efecto, nos ha sorprendido con un magnífico proyecto. Ha comprendido perfectamente que es la escuela y lo ha plasmado con originalidad y belleza".

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