Los albaneses reciben a Baker como al mesías
"Estoy aquí para decirles que Albania es parte de Europa ( ... ) y para traerles el mensaje de otro pueblo libre, el norteamericano, que les da la bienvenida a la comunidad de los pueblos libres", dijo ayer James Baker, el secretario de Estado norteamericano, ante centenares de miles de personas que le recibieron en Tirana como al mesías. La primera visita de un alto funcionario norteamericano a Albania en los últimos 50 años (las relaciones diplomáticas fueron rotas en 1939 y restablecidas en marzo pasado) se convirtió en una "fiesta nacional" para los albaneses, según la calificó el primer ministro, Ylli Bufi.
"Nunca he visto un recibimiento tan increíble en ini vida", dijo Baker, quien advirtió a los manífestantes que el logro de la democracia será tarea dura. Los albaneses llevaban días; preparándose para esta visita que "entrará en la historia de Albama". La noche antes de la llegada de la delegación norteamericana quitaron la últinna estatua de Lenin en la capital albanesa. La plaza de Skenderbey fue especlalmente decorada para la ocasión. En la fachada del Palacio de la Cultura, que da a la plaza, extendieron una enorme Pancarta con la estatua de la Libertad junto con la bandera nortearriericaría y la inscripción "Welcome" (Bienvenido).La televisión albanesa y la radic seguían en directo todos los pasos del secretario norteamericano, saludado en su trayecto desde el aeropuerto hasta la capital por decenas de miles de ciudadanos con las banderas de los dos países y los eslóganes "América, América" o "Queremos un Plan Marshall para el pueblo albanés", entre otros. Todas las fuentes informativas coinciden en que el número de manifestantes congregados en la plaza principal de Tirana, y accesos superó las 100.000 personas, y los cálculos más altos hablan de 400.000 manifestantes.
El primer ministro Ylli Bufi dio la bienvenida al huésped norteamericano en la plaza de Skenderbey diciendo: "En nombre de mi Gobierno, es mi obligación agradecer a Estados Unidos y a usted personalmente ( ... ) la admisión de Albania en la CSCE. Estados Unidos y Europa representan para nosotros el símbolo de la democracia y del progreso. Es un día de Fiesta hoy", agregó Bufi, "que marca el fin de nuestro autoaislamiento". A estas palabras, el secretario de Estado contestó entusiasmado: "Muchas gracias al pueblo libre de Tirana y Albania". La multitud coreaba el nombre del presidente norteamericano: "Bush, Bush". Las voces hambrientas gritaban: "Estados Unidos, ayúdanos". Una pancarta llevaba la inscripción "Nuestro señor, dénos hoy nuestro pan cotidiano", en referencia a las carestías del país.
La prensa albanesa, que hasta hace un año consideraba a Estados Unidos el centro del imperialismo mundial, le brindó a James Baker una bienvenida inconcebible para la mayoría de los países europeos. 'Bienvenido, señor Baker', decía un gran titular en Rilindije Democratike, órgano del Partido Democrático (de oposición), explicando a los lectores que se trata del representante del "poder económico más importante y del país más democrático del mundo". Zeri i Populit, periódico del Partido Socialista Albanés (ex comunista), que antaño encabezaba la propaganda an ti norteamericana, escribió ayer: "Esperábamos la llegada de Baker como la llegada del mesías".
Después de dirigirse a la entusiasmada multitud, James Baker, se reunió con el presidente de Albania, Ramiz Allá; el primer ministro, Ylli Bufi, y su Gobierno pluripartidista, y con los representantes de la oposición. Se esperaba que Estados Unidos otorgara a Albania una ayuda de seis millones de dólares. La mitad de esta ayuda consistiría en los alimentos y medicamentos sobrantes de la guerra del Golfo Pérsico contra Irak.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.