Algunos expertos afirman que el sida puede transmitirse por las mucosas, incluida la boca
MILAGROS PÉREZ OLIVA ENVIADA ESPECIAL, El sida debe ser considerado una enfermedad venérea y puede transmitirse también a través de las mucosas, entre ellas las bucales, y no sólo por contacto de sangre. Ello implica que existe un riesgo, que los científicos consideran mínimo, de que el sida se contagie a través del beso, aunque no cualquier beso y siempre que se den determinadas condiciones, según algunas de las ponencias presentadas en el Congreso Mundial del Sida de Florencia (Italia).
La polémica sobre la posibilidad de otras vías de contagio del sida que no implicaran sangre se había iniciado ya el pasado miércoles cuando el italiano Marcello Piazza afirmó en el congreso que la saliva contiene siempre "pequeñas cantidades de sangre suficientes para transmitir el virus". Aunque este trabajo que, no había merecido ser incluido entre los estelares del congreso, dio pie a las especulaciones, la cuestión se abrió definitivamente cuando uno de los pesos pesados del congreso, William Heseltine, del Dana-Farber Cancer Institute de Boston, expuso ayer el descubrimiento de que unas células de las membranas de las mucosas, las células dendríticas, contienen gran cantidad de virus en los enfermos.Ello plantea por primera vez que estas células, que según Haseltine son 10 veces más infectables que las otras células afectadas por el virus, podrían constituir una de las principales vías de entrada al organismo. Hasta ahora se consideraba que la infección sólo podía producirse por contacto directo de sangre, por contener ésta las células infectadas. Se había advertido ya que el contagio podía producirse a través de las mucosas e incluso había sido encontrado el virus hace años en una muestra (le saliva, pero se creía que en la transmisión debía producirse siempre algún tipo de erosión que implicase el contacto de células de la sangre. Heseltine advirtió ayer en la sesión plenaria que "es evidente que el virus no necesita otra puerta de entrada que la membrana de la mucosa erosionada".
Enfermedad venérea
Los intentos para que él o Montagmer aclararan en conferencia de prensa las consecuencias de estas afirmaciones, fueron sucesivamente eludidos Haseltine se limitó a contestar a una pregunta tan directa como si podía afirmarse que el beso puede transmitir el sida: "Siempre hemos aconsejado no intercambiar fluidos". Montaigner, por su parte, añadió que "al igual que la llamada enfermedad del beso se produce por un retrovirus que se almacena en la zona próxima a las anginas y por tanto se transmite por la boca, podría pensarse que si el sida estuviera presente también podría transmitirse. Por tanto, como posibilidad teórica existe", afirmó.
Riesgo mínimo
Sin embargo, ante el revuelo producido por su ponencia, Heseltine advirtió: "Nada de lo que he afirmado puede interpretarse como que estamos ante una nueva vía de transmisión del sida. Lo único que puedo decir es que si se produce un contacto bucal profundo, existe un riesgo de que el virus se transmita, aunque creo que este riesgo es mínimo".
"Creo", añadió, "que lo que debe quedar claro para la opinión pública es que el sida es una enfermedad de transmisión sexual, que tiene las mismas formas de contagio que las demás enfermedades venéreas, y conviene que la gente sepa que también la sífilis se contagia por la boca".
De la intervención de Heseltine y otros ponentes en la sesión plenaria de ayer parece quedar claro que las células dendríticas podrían constituir una de las más importantes puertas de entrada del virus. Aunque sólo forman el 1% de los glóbulos blancos, podrían producir el 80% de los virus. Estas células, que se encuentran en la parte más superficial del epitelio serían el primer alamacén de virus, los cuales podrían pasar en el plazo de horas o días a los linfocitos T, desencadenándose así el terrible proceso de destrucción del sistema inmunitario del organismo. El virus no mata todas las células que infecta.
Algunas las utiliza como depósito, y éste sería el caso de las dendríticas. En el primer viaje que emprende el virus tras la infección inicial, va recubierto, según Heseltine, de unos azúcares que le permiten viajar a las células de destino sin alertar el sistema inmunológico. De ahí la llamada fase silenciosa de la enfermedad, en la que el individuo está infectado pero todavía no ha producido anticuerpos, que son los instrumentos habilitados por el sistema Inmunológico para luchar contra las infecciones. Una vez desencadenado el proceso en el que el virus introduce su propio material genético en el núcleo de los linfocitos T que deberían bloquear su progresión, comienza a infectar sucesivas poblaciones de células. Y cada vez que el virus invade una nueva célula y se replica, modifica su propia estructura genética, de modo que cuando el sistema inmunológico aún está trabajando para conseguir bloquear el virus inicial, éste ha cambiado ya de configuración varias veces. Hasta 20 cambios podrían producirse en una misma persona.
Más allá de las repercusiones de salud pública que pueda plantear el concepto del sida como enfermedad venérea, el descubrimiento de las células infectadas en la mucosa abre alentadoras perspectivas. Siempre será más fácil encontrar un mecanismo que bloquee la salida del virus de estas células antes de que se inicie el proceso de mutaciones que intentar bloquearlo cuando éste ya se ha iniciado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.