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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Aceptable cine infantil

Es sorprendente que los productores británicos o norteamericanos no hayan recurrido con mayor frecuencia a las historias del recientemente fallecido Roald Dahl como fuente de inspiración para hacer un cine infantil inteligente. A pesar de su éxito multitudinario en todo el mundo, los relatos para niños del escritor británico sólo han sido llevados al cine, que yo sepa, por Mel Stuart en Un mundo de fantasía (basada en Charlie y la fábrica de chocolate), realizada en 1970 con guión del propio Dahl, y, en 1989, por Nicholas Roeg en La maldición de las brujas (a partir de la novela corta Las brujas).Ni en el cine para adultos ni en el infantil se han aprovechado las dotes de Dahl como guionista, que tan sólo llegó a adaptar a la pantalla grande dos novelas de lan Fleming (Sólo se vive dos veces, de la serie Bond, y Chitty chitty, bang bang), además de su libro ya citado; el novelista escribió también un guión original titulado The gremlins (nada que ver con el filme de Joe Dante), que fue adquirido por Walt Disney, pero nunca llegó a realizarse. Sólo Hitchcock, en su famosa serie de relatos para la televisión, consiguió alcanzar una relación de total complicidad con Dahl, y fruto de ésta han quedado pequeñas obras maestras como Cordero al matadero y Una zambullida en el mar.

Danny, campeón del mundo

Danny, the champion of the world. Dirección: Gavin Millar. Guión: Jolin Goldsmith, basado en la novela de Roald Dahl. Fotografía: Oliver Stapleton. Decorados: Don Homfray. Música: Stanley Myers. Montaje: Peter Tanner y Angus Newton. Producción: Eric Abraham, para Portobello Films, en colaboración con The Disney Channel, Thames y Britigh Screen. Reino Unido, 1989. Intérpretes: Jeremy Irons, Robbie Coltrane, Samuel Irons, Cyril Cusack, Michael Hordern, Lionel Jeffries, Jean Marsh. Sala de estreno en Madrid, Proyecciones.

Danny, campeón del mundo se basa en un guión de John Goldsmith que pretende mantenerse escrupulosamente fiel a la historia y al espíritu del autor de Mi tío Oswald. La película está realizada con la pulcritud (a veces excesiva, rayana en lo remilgado) y .la eficacia narrativa típicas del británico Gavin Millar, antiguo crítico de cine, además de prestigioso y prolífico guionista, productor y director de televisión.

Millar es un cineasta particularmente dotado para la dirección de actores y la construcción detallista de los ambientes, en este caso una pequeña población inglesa a mediados de los cincuenta. Director y guionista utilizan la trama de Roald Dahl para evocar, sobre todo en su tercio final, la atmósfera, el humor y los personajes de las comedias de los estudios Ealing, inclu so a través de la presencia de algún actor secundario, como el excelente Michael Hordern (Pasaporte para Pimlico). Desgraciadamente, esta idea no llega a desarrollarse del todo y se mantiene en un segundo plano. El resultado se queda a mitad de camino de sus propuestas por el tono excesivamente blando, ternurista y un punto empalagoso que preside la película (coproducida, no lo olvidemos, por The Disney Channel), sobre todo en la relación de Danny con su padre (que interpretan Jeremy Irons y su hijo Samuel), pero se deja ver sin disgusto, y, sobre todo, es una alternativa razonable a otras ofertas de cine infantil, como Poli de guardería, en las que el ingenio y demás facultades humanas brillan por su ausencia.

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