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Los cristianos olvidados de Irak

Una minoría religiosa en crecimiento contra la arabización

Ángeles Espinosa

ÁNGELES ESPINOSA ENVIADA ESPECIAL El viaje hacia el Norte constituye en sí mismo una explicación de las diferencias que separan a las distintas comunidades que forman Irak. El aire se vuelve más limpio, asciende la temperatura que castiga Bagad y la fertilidad de la tierra cambia el paisaje miserable del Sur por un salpicado de pueblos agrícolas que se saben el granero del país. Los musulmanes suníes que ostentan el poder político se están convirtiendo en una minoría en favor de kurdos y cristianos, dos comunidades que reniegan de la arabización impuesta por el poder central.

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El éxodo masivo de iraquíes tras el aplastamiento de las revueltas populares del pasado marzo ha recordado al mundo la tragedia del pueblo kurdo y, en menor medida, la de la mayoría shíi de Irak.Sin embargo, el destino de la minoría cristiana ha pasado inadvertido. En el Norte, su feudo, los cristianos huyeron al monte con los kurdos, después de haber facilitado a sus peshmergas (guerrilleros) la toma de sus pueblos. En el Sur, abrumados por su desarraigo e inferioridad se encerraron en sus casas mientras duró la protesta civil.

Ambos conceptos, kurdo y cristiano, responden en principio a categorías diferentes. En tanto que el primero refleja connotaciones étnicas, el segundo, tal como se entiende en Occidente, se refiere en exclusiva al factor religioso.

En Irak, como de hecho en otros lugares de Oriente Próximo, los cristianos no comparten esta visión y viven su pertenencia a esta comunidad como un factor diferencial frente a la mayoría árabe musulmana.

"Tenemos una cultura y una, lengua diferentes", explica un intelectual de Mosul. En efecto, entre ellos conservan aún el arameo, bien en su versión caldea, bien en su versión ciriaca, según su pertenencia a una u otra iglesia.

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Esta minoría, que las estadísticas oficiales limitan a_menos, del 5%, alcanza según otras fuentes hasta el 14% de la población. Sea como fuere, ellos constituyen la mayor parte de los profesionaleg y cuadros técnicos del país.

"El médico personal del presidente Sadam Husein es un cristiano", comenta con orgullo a esta corresponsal un ingeniero que reside en Europa, pero que ha vuelto con una organización humanitaria.

"Nos consideran árabes", contesta con prudencia y escasa convicción el obispo ciriaco de Basheca, monseñor Luca Charúa; su residencia, el monasterio de San Mateo, a 50 kilómetros de Mosul, exhibe un gran boquete que en Bagdad se atribuye al bombardeo aliado.

Charúa ni afirma ni desmiente el extendido rumor de que Sadam Husein se alojó allí durante la pasada guerra contra la coalición multinacional encábezada por Estados Unidos, pero aclara que el boquete fue obra del ejército cuando perseguía a los kurdos. Desconocedores de la región, los soldados despachados a aplastar la revuelta tomaron por miembros de esta comunidad a los habitantes cristianos de un pueblecito vecino.

En el Norte iraquí, unos y otros se visten igual y de hecho, su identidad es objeto de polémica. Para muchos kurdos, todos los habitantes de esta zona lo. son, ya sean musulmanes o cristianos.

Tal concepción explica la existencia, en Israel de los llamados "kurdos judíos" emigrados- del Norte de Irak tras la fundación de su Estado. Los cristianos discrepan de este eriffique aunque en ge'neral simpatizan con los kurdos e incluso muchos hablan su lengua.

Mosul, la tercera ciudad de Irak con casi un millón de habitantes, mantiene por el momeúto la convivencia. Medio kurda, medio arabe y con una fuerte presencia de cristianos, permaneció bajo el control gubernamental durante la rebelión.

De hecho, al frente de la provincía continúa -Tajer Taofic, uno de los esca sos gobernadores que no ha sido cambiado. "Como que da fuera de la región autónoma kurda la presencia oficial era ma yor que en otras ciudades cerca nas, pero el levantamiento llegó hasta sus puertas" relata un resi dente que no esconde su decep ción por el fracaso de los pesh mergas.

Sin problemas religiosos "No tenemos problemas con los musuhnanes", aseguran tanto el padre Polis, párroco de la iglesia caldea de San Efén, en Basora, como el padre Ibrahim, prior del. convento de la Virgen María, en Mosul. Sin embargo, el obispo de esta última diócesis se negó el pasado fin de semana a recibir cinco camiones cargados con comida y medicinas por valor de 10 millones de dólares. "Déjenos sólo uña pequena parte y lleve el resto a Bagdad, no queremos levantar el recelo de los musulmanes" explicó a Niels Nikoailen, recién llegado desde Dinamarca con la ayuda recogida por la iglesia de su país.

Esta comunidad tiene la tasa de emigración más alta de¡ país. "La gente tiene miedo de¡ futuro", coinciden en señalar varias fuentes. "Tal vez la próxima guerra nos tome como objetivo", comenta un profesor al que le preocupa el proceso de arabización.

"Hasta ahora la Constitución hablaba de que Irak está formado por las comunidades árabe, kurda y otras minorías, sin embargo en-el nuevo proyecto se ha suprimido la última referencia", advierte. El deseo de abandonar el país es tal que las iglesias de Bagdad han tenido que establecer horarios para atender la demanda de certificados de bautismo, "expedidos en inglés".

"La gente está esperando a que reabran las embajadas occidentales% cuenta unjoven profegional que ha acudido a solicitar su docúmento, anunciando nuevasfugas. "No estamos de acuerdo con que la gente se vaya", dice monseñor Charúa, que sólo da certificados en árabe.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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