Contradicciones sobre supuestas pesquisas de la Guardia Civil

La cónsul adjunta de Chile en Barcelona, Alejandra Guerra Ferraz de Andrade, telefoneó a las 10.30 de de ayer a Carlos van Schouwen, según explicó este ex contable que ha destapado un escándalo de financiación ilegal del PSOE, para comunicarle que un capitán de la Guardia Civil de apellido Aguilar necesitaba entrar en contacto con él, porque por órdenes del Tribunal de Cuentas iba a investigar el asunto de las empresas que supuestamente aportan dinero de manera ilegal a la formación socialista. Distintas fuentes del Tribunal de Cuentas negaron ayer que se haya ordenado.la localización de Schouwen a fuerza alguna ni pedido tampoco ninguna pesquisa. La cónsul adjunta, según Schouwen, le facilitó un número telefónico, que se correspondecon el acuartelamiento de la Guardia Civil en la Avenida de Madrid, en Barcelona.Sobre las 12.07, este ciudadano chileno telefoneó a dicho número; el capitán Aguilar no estaba, pero le atendió una persona que se identificó como Ángel Mena, a quien dio el teléfono de su abogada. Van Schouwen informó a éste de su número de telefóno, de su dirección, y los mismos datos correspondientes al despacho de su abogada, desde donde llamaba.

Pasada la una de la tarde, siempre según Van Schouwen, recibió la llamada de quien se identificó como capitán Aguilar: "Quedamos que se entendería con mi abogada. El capitán, que estuvo muy amable, se mostró de acuerdo en entrar en contacto con la letrada".

El capitán Aguilar replicó ayer "que era la primera noticia" que tenía de que el Tribunal de Cuentas le hubiera ordenado investigar el caso. "Estoy en otro tema como puede suponer", agregó. "No digo que no sea verdad lo que usted me pregunta; simplemente no lo sé. Hable con el comandante Gil [su superior]", concluyó. En ningún momento reconoció haber hablado con Van Schouwen o con la cónsul de Chile. El comandante Gil dijo estar seguro de que no se estaba investigando nada: "Que yo sepa no". Gil confirmó que el capitán Aguilar pertenecía a su unidad. EL PAÍS intentó ayer infructuosamente ponerse en contacto con la cónsul adjunta de Chile.