_
_
_
_
ECOLOGÍA

Locos por los cetáceos

"Si los americanos y los británicos comen cerdo y vaca, ¿Por qué no podemos nosotros comer ballena?", ha dicho Kichiro Tazawa, director de la liga pro-caza de ballenas del partido gubernamental japonés y ex-ministro de Agricultura. En apoyo de la caza de cetáceos, numerosas personalidades participaron recientemente en un banquete de degustación de ballena frita, en barbacoa, en filetes, en sopa y en todas las formas imaginables de la gastronomía tradicional.Japón sacrificó el invierno pasado 337 ballenas en el Antártico para "fines científicos" pero la carne acabó en el mercado. En 1965, en el momento álgido de caza en ese país, los balleneros capturaron 22.000 animales pero el número cayó a 2.700 en 1987, año anterior a que los japoneses asumieron la moratoria Internacional. La ballena suponía un 26,7% del mercado de carne japonés en 1960 y en 1985 habla caído a un 0,4%, convirtiéndo en una rara delicia de gourmet, lo que había sido un plato popular.

Más información
Islandia amenaza con dejar la Comisión Ballenera si no se levanta la moratoria

El último restaurante

Para algunos sectores nipones, la prohibición de cazar ballenas es otro aspecto más de la campaña antijaponesa, ante todo de origen estadounidense. "Cuando los americanos capturaban cetáceos, usaban sólo el aceite y tiraban la carne, nosotros aprovechamos todo el animal", comenta Kiyo Tanahashi, propietario del último restaurante de Tokio especializado en ballena. EE. UU defiende la moratoria de los cetáceos como un problema medioambiental debido al exceso de capturas que ha diezmado las poblaciones.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_