González hace en Barcelona una vibrante defensa de Serra tras las críticas de Jordi Pujol

ANABEL DíEZ El presidente del Gobierno, Felipe González realizó anoche en Barcelona una vibrante defensa del vicepresidente, Narcís Serra, que hace unas semanas había sido descalificado por el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, como interlocutor válido en el Gobierno. González cerró la campaña en la ciudad en apoyo del candidato socialista a la alcaldía, Pasqual Maragall, y se mostró orgulloso de que todos los socialistas "encarnen un proyecto común aunque hablen lenguas diferentes". González evitó todo asunto polémico para no dar un paso en falso a dos días de las elecciones.

González comenzó su mitin en el Palau Sant Jordi, una de las obras emblemáticas de la nueva Barcelona, ante unas 20.000 personas, dejando claro el papel preponderante que ha dado a Narcís Serra en su Gobierno. Poco antes, al ser preguntado respecto a si era posible que el vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, pudiera volver al Gobierno respondió: "Alfonso Guerra es un compañero con el que se puede contar para cualquier cosa".No obstante, el verdadero interés de González estuvo ayer en desagraviar a Serra por las declaraciones de Jordi Pujol, obviando los recelos en este sentido que se produjeron en el seno del PSOE. "Me sentí incómodo por las declaraciones de Jordi Pujol referidas a Narcís Serra", dijo González, para rememorar a continuación aquel octubre de 1982 cuando le llamó para ocupar la cartera de Defensa. "Narcís Serra ha hecho su trabajo con tanta eficacia que hoy uno de los problemas históricos más importantes ya no existe, y lo ha hecho un catalán con sentido de Cataluña, de España y de Europa".

González continuó su elogio en tono cada vez más enardecido: "Cataluña comprenderá lo que ha hecho por su tierra y por España, y también comprenderá la tarea que está haciendo y seguirá haciendo en el futuro".

Felipe González tuvo en Barcelona una de las acogidas más afectuosas de esta campaña electoral, con un público que puesto en pie y coreando su nombre, prolongó por varios minutos un cerrado aplauso. González se dedicó a pedir paciencia para desarrollar un proyecto de progreso para todo el país y aseguró que esa misma prudencia había solicitado de sus compañeros cuando tomó las riendas del Gobierno.

Antes del mitin electoral, González compareció ante los medios de comunicación, pero sus respuestas fueron extremadamente cautelosas, cómo si intentara no dar pie a polémicas en vísperas de las elecciones. Así, sobre la futura Ley de Seguridad Ciudadana se limitó a señalar que pretendía compaginar la seguridad que demandan los ciudadanos con el respeto a las libertades y no entró, arguyendo respeto a la labor parlamentaria, en la futura reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que permitirá a diputados y senadores responder por escrito al ser llamados como testigos.

Al ser preguntado sobre si se sentía copiado por el líder del PP, José María Aznar, que lleva las clásicas cazadoras que González luce en campaña, dijo: "Creo que todo lo que hace y dice no es exactamente mío, sino que muchos gestos son de Manuel Fraga". González no quiso entrar en las acusaciones de Aznar en el sentido de que los socialistas llevan camino de crear un Estado policial y se limitó a pedir que no le hicieran recordar la historia.

González cerrará hoy en Madrid y Sevilla la campaña electoral de los socialistas para los comicios de pasado mañana.