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Siria e Israel, enfrentados sobre el papel de la ONU en la paz de Oriente Próximo

Ángeles Espinosa

ÁNGELES ESPINOSA La participación de la ONU en la eventual conferencia de paz y el carácter de ésta constituyen los principales obstáculos para convocar una mesa de negociación sobre Oriente Próximo que incluya a Siria Israel. El secretario de Estado norteamericano, James Baker, subrayó ayer en El Cairo las diferencias entre esos dos países. A la vista de ese bloqueo, Baker no descartó que, en una última instancia, se pudiera celebrar la conferencia sin la presencia de Damasco.

"Hay diferencias significativas entre las posturas de los Gobiernos de Siria e Israel respecto a si las Naciones Unidas deberían o río participar, y si la conferencia debería o no limitarse a una única sesión, o tener algún tipo de continuidad", explicó Baker al término de su segunda reunión en la capital egipcia con el ministro soviético de Exteriores, Alexandr Besmértnij. Las posibilidades para que la conferencia que tenemos en mente sea una realidad están aumentando y el número de problemas es menor que antes", manifestó por su parte el enviado de Moscú. "Quisiera subrayar también que el proceso no se ha parado, que prosigue el movimiento y eso es motivo de esperanza", añadió Besmértnij a modo de contrapeso optimista.

Desde su llegada a El Cairo el pasado viernes, el jefe de la diplomacia soviética se había mostrado muy cauto al respecto, insistiendo sobre todo en la nueva coordinación entre su país y EE UU.

A la espera de los resultados que Baker pueda obtener en Israel, sobre los cuales los analistas expresan escepticismo, el único hecho concreto que se conoce es el fracaso de su misión en Siria.

El papel de la ONU

De acuerdo con las informaciones obtenidas por los periodistas que viajaron en el avión oficial de Damasco a El Cairo, el presidente Hafez el Asad sigue insistiendo para que las Naciones Unidas tengan un papel "significativo e importante- en cualquier conferencia de paz regional, y para que dicha conferencia se reúna con periodicidad, condiciones ambas rechazadas por Israel.

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Aunque tanto medios norteamericanos como soviéticos se niegan a hablar de bloqueo, en el equipo de Baker se empiezan a considerar otras opciones para superar el obstáculo como, por ejemplo, seguir adelante con el proyecto de conferencia sin contar con Damasco.

"Evidentemente preferimos que Siria participe en la conferencia, porque se trata de un país muy, muy importante en este asunto", aseguró el secretario de Estado. Luego, ante la insistencia de los periodistas, evitó responder explícitamente si la conferencia sería posible sin Siria y se limitó a decir que, por ahora, no persigue ese objetivo.

Baker ha pedido ayuda a Besmértnij para persuadir a Asad de que flexibilice su postura. No queda duda respecto a la cooperación del soviético. "Como copatrocinadores de una eventual conferencia, hemos alcanzado un grado muy alto de entendimiento mutuo", declaró el ministro soviético. Con su visita a Israel, la semana pasada, Moscú envió una señal a las autoridades de ese país sobre la posibilidad de un mayor reconocimiento diplomático si acceden a participar en el proceso de paz.

Tanto los medios de comunicación de Siria como de Israel se enzarzaron ayer en una guerra de imputaciones mutuas sobre quién está impidiendo el proceso de paz sobre Oriente Próximo después de la guerra del Golfo.

El diario oficial sirio Techerin acusaba a Israel de frustrar deliberadamente los esfuerzos de paz de Baker, recibiendo su gira por la zona con declaraciones provocativas.

Por su parte, diversos responsables israelíes coincidieron en señalar que la postura de Siria puede hacer fracasar la nueva misión de Baker.

Aunque los problemas de Oriente Próximo constituyeron el centro de interés de la cita de Baker y Besmértnij, ambos ministros precisaron ayer que a diferencia del domingo, su segunda entrevista se consagró a las relaciones bilaterales y otras cuestiones regionales.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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