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Médicos Sin Fronteras dice que hay cólera en los campos kurdos de Turquía

La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) ha verificado la existencia de varios casos de cólera en los campos de refugiados kurdos de Cukurca y Uzümlü, situados en la frontera turco-iraquí. En el primer campamento, que acoge a 120.000 refugiados, siete personas habían muerto hasta el día de ayer y otras 35 estaban afectadas. Entre los 60.000 refugiados de Uzümlü se ha registrado un solo caso por el momento.

Las sospechas de los médicos que trabajan en el campamento de Cukurca se vieron confirmadas el pasado 25 de abril, cuando el Instituto Pasteur de París identificó el vibrión del cólera en unas muestras enviadas desde la zona.Ese mismo día un avión C130 fletado por Médicos Sin Fronteras salió desde Toulouse (Francia)con todo el material necesario para crear un centro de aislamiento dentro de la zona, donde trabajan 60 personas repartidas en un hospital y cinco dispensarios.

La aparición de la noticia en los medios de comunicación ha empeorado las ya de por sí delicadas relaciones entre la organización humanitaria y el Gobierno turco, cuyo ministro de Sanidad acusó ayer a MSF de haber realizado un montaje para hacerse publicidad.

En algunos medios oficiales turcos se ha barajado, supuestamente, incluso la posibilidad de expulsar del país a la organización, que tiene destacadas a más de 120 personas en Turquía y cuenta con el respaldo económico de la Comunidad Europea.

El hecho de que la incidencia de la enfermedad haya disminuido en los últimos días hace que no pueda hablarse de la existencia de una epidemia, por lo que en principio no parece probable que la existencia de estos casos de cólera vaya a afectar al proceso de repatriación, vivido desde los campos en la más absoluta incertidumbre.

Salida de refugiados

El representante de la Organización de las Naciones Unidas en el campamento de Çukurca declaró ayer que no había nada firme sobre la salida de los refugiados de la zona.

Los líderes kurdos del campamento han manifestado por su parte que no emprenderán el retorno hacia sus hogares si no hay suficientes garantías para su seguridad, si bien algunos refugiados han optado por volver a sus casas.

Desde hace una semana las tropas especiales del Ejército estadounidense que controlan los campamentos de Çukurca y Uzümlü colaboran con Médicos Sin Fronteras en la eliminación de todos los posibles focos de infección.

La organización médica humanitaria ha iniciado visitas a todas las tiendas del campamento, ha realizado análisis bacteriológicos de todas las fuentes de agua conocidas y ha clorado los depósitos.

Las tropas norteamericanas, por su parte, proceden estos días a la quema de las letrinas, construidas sin las mínimas garantías higiénicas, y a la apertura de un nuevo dispensario.

Falta agua potable

La escasez de agua potable, paliada por el momento con los depósitos y la conducción de agua desde una montaña cercana, podría agudizarse en unas tres semanas, fecha en que se espera que las reservas acuíferas se hayan agotado.

Ayer llegó a Çukurca un oficial norteamericano para estudiar la posibilidad de apertura de nuevas fuentes naturales.

Las deplorables condiciones sanitarias del campamento de Çukurca hacen que la incidencia de las enfermedades digestivas sea muy elevada.

Paradójicamente, el equipo médico considera que el cólera no es lo más grave que puede suceder en los campos de refugiados kurdos en Turquía, ya que se han detectado casos de salmonela resistentes a todo tipo de antibióticos.

A pesar de ello, el índice de mortalidad ha descendido desde los nueve muertos por cada 10.000 personas registrados el pasado día 18 a los cinco cada 10.000 contabilizados el pasado 30 de abril.

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