Polémica sobre la utilidad y coste del futuro acelerador de partículas español
El comité de política científica del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), debatirá mañana en Ginebra el futuro del acelerador de partículas, denominado fábrica de Taus por primera vez desde que el Gobierno expresó formalmente su deseo de que se construya en España. La definición de la instalación se estudia esta semana en Sevilla, lo que se considera un apoyo a la candidatura de la ciudad.
Dentro del comité, existe oposición a que la instalación se haga fuera de la sede del laboratorio, en Suiza, e incluso hay posturas contrarias a la propia construcción del acelerador, lo que convierte la reunión en un escollo para las aspiraciones españolas. Este acelerador de partículas se prevé que cueste al menos 22.000 millones de pesetas que deberían invertirse a lo largo de sus seis años de construcción.De llevarse a cabo la obra -probablemente en Sevilla- se convertiría en la más cara de las instalaciones científicas españolas y podría servir para dar un tirón en determinados sectores industriales españoles de tecnología punta. Este aspecto, de notable importancia, es puesto en duda por algún sector del Ministerio de Industria, que teme que una parte excesiva del dinero de la inversión salga fuera, sin beneficiar a la industria española.
Juan Antonio Rubio, consejero científico del director general del CERN, Carlo Rubbia, admite que el camino hacia la definitiva aprobación del acelerador de partículas en España no es fácil, pero cree que se llegará a un acuerdo positivo en la reunión de mañana y sostiene que la propia industria española está empezando a demostrar que es capaz de fabricar buena parte de los equipos. Rubio participa en una reunión que más de medio centenar de especialistas mundiales en aceleradores está celebrando esta semana en Sevilla para avanzar en los planteamientos técnicos de la fábrica de Taus.
Componentes de la materia
Este acelerador-colisionador de partículas, como todas las instalaciones de este tipo, tiene un objetivo estrictamente científico, que es generar y detectar partículas subatómicas que en condiciones normales no están presentes en la naturaleza. Su estudio permite avanzar en el conocimiento de las leyes de la física y profundizar en la explicación de algo tan misterioso como el origen del universo.
La fábrica de Taus, en concreto, será un acelerador que los científicos consideran pequeño (tendrá el tamaño de un campo de fútbol, frente a los 27 kilómetros de túnel circular de la gran instalación de Ginebra, el LEP) destinado a generar grandes cantidades de partículas mal conocidas, entre ellas el leptón Tau (como el electrón, pero de mayor masa) que le da nombre.
Míchel Davier, director del laboratorio del acelerador lineal de Orsay, al sur de París, y miembro del comité de política científica del CERN, cree que en la reunión de mañana primero será preciso dilucidar si se dan las condiciones de interés científico que justifiquen la construcción del acelerador. "Particularmente creo que sí y creo además que debe instalarse en Europa", precisó. Luego se planteará la solicitud de que se construya en España como instalación del CERN. Aquí Davier se mostró reticente, dado el escaso número de físicos españoles de altas energías (unos 60). Explicó que para afrontar con éxito el reto es preciso que "los españoles hagan un gran esfuerzo de formación".
Para los intereses españoles lo fundamental es que el comité científico valore la conveniencia de que se construya el acelerador. La decisión sobre su ubicación la tomarán en junio los representantes de los 14 países miembros del CERN.
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