Los milicianos kurdos también atropellan
Todos cuentan atropellos en el Kurdistán. No sólo los kurdos que huyeron a las montañas de Turquía temiendo represalias iraquíes. También lo hacen en Muyamma al Rabia los árabes que abandonaron esta población del norte de Irak., en dirección a Bagdad, cuando las guerrillas kurdas avanzaban, victoriosas y con escasa resistencia, sobre ciudades y guarniciones. "Los kurdos escaparon porque si no les mataban los soldados lo harían los propietarios de las casas que quemaron y saquearon", dice Ibrahim en una de las viviendas calcinadas de esta localidad agrícola en laque sus escasos habitantes honran la imagen de Sadam Husein.
El último control de las fuerzas norteamericanas y, belgas ha quedado 25 kilómetros atrás de este asentamiento árabe, la mayor parte de cuyos L500 residentes se escondió en Mosul, a 80 kilómetros de distancia, cuando llegaron noticias de que los peshmergas se empleaban con brutalidad y conquistaban con rapidez parte del Kurdistán aprovechando la derrota del Ejército iraquí en la guerra del golfo Pérsico. Ibrahim, acompañado por varios vecinos de la colonia Al Rabia, dice temer todavía la irrupción de los kurdos. "No tenemos suficiente seguridad, ya que los actuales efectivos de nuestro Ejército en la zona no son suficientes".
La presencia militar iraquí se hace más visible y aumenta considerablemente después de que esta colonia se pierda de vista. Los soldados de Sadam aparecen en las laderas de las colinas que acompañan, chatas, verdes y primaverales, a la carretera que lleva a Mosul y desde allí a la capital. Algunos militares atienden ametralladoras en varios puntos de la ruta, y un carro de combate se camufla junto a una batería antiaérea que sirve un artillero con casco.
Los militares iraquíes cortan el paso a nuestro vehículo y no es posible seguir adelante más de los 20 kilómetros recorridos después de la colonia Al Rabia, uno de los muchos enclaves abandonados por el miedo a los excesos de los milicianos kurdos. El tráfico entre el último control norteamericano y Mosul es escaso y en los tramos de esta vía de comunicación se efectúan controles rigurosos. "Hemos confiscado pistolas y granadas en varios coches que intentaban entrar en la zona bajo control de la fuerza multinacional", indica un marine mientras inspecciona a vehículos en una aduana móvil
"Sadam, OK"
En la población de Muyamma al Rabia sus habitantes trabajan en cooperativa, fórmula de producción agrícola que favoreció y fomentó en el Kurdistán la Administración iraquí. Sus actuales moradores son unos 400 hombres, mujeres y niños que han regresado de Mosul. "Sadam, OK", me dice Abdelaziz, un joven de 23 años con 15 de residencia en esta aldea polvorienta y asquerosa con casas y edi5clos desastrados, parejos en pulcritud y fragancia a las avenidas y chabolas que se distinguen desde lejos en los campamentos en los que se mueren los kurdos. "Los kurdos lo destruyeron todo", dice. Nuevos vecinos se suman al grupo y todos agregan su particular recuento de calamidades y todos coinciden en que hay que visitar la escuela.
En la escuela del pueblo los retratos de Sadam han sido rajados por los kurdos y los libros de texto y expedientes escolares acolchan el suelo con eslóganes del Partido Baaz de "unidad, libertad y socialismo" entre estanterías, armarios reventados y restos de hoguera. Los libros llevan el retrato del presidente iraquí en las portadas, su imagen en traje de gala con 20 años menos acompañado de otros jefes militares o solo ante una batería de micrófonos. Ibrahim señala uno de ellos y levanta el dedo pulgar en un gesto que quiere resumir las cualidades que observa en su líder. "Antes vivíamos todos contentos aquí. ¿Por qué han entrado los norte americanos en mi país? 6Por qué se fueron los kurdos? Los kurdos se fueron al monte por que habían robado e incendiado todo". En una de las pizarras, entre ejercicios de gramática e inglés, una frase en una esquina resume el sentir general de la colonia Primavera: "Viva el gran líder Sadam. 5 de enero". Un teniente iraquí en un taxi aporta también su pliego de cargos contra los kurdos: "¿Quién quemó los edificios del Estado en Zajo? Los hombres que están en las montañas".
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