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Crítica:MÚSICA CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Homenaje a Antón

El violinista Luis Antón falleció en Madrid a comienzos del presente año. Tenía 85 años, y toda su vida profesional significó una entrega constante al sinfonismo madrileño. Se formó en su ciudad natal, Bilbao, con el español Osorio y el belga Marsik. Pasó luego a las aulas madrileñas de Fernández Bordas, y de allí, a las de la Escuela Normal de París para recibir enseñanzas de Remy y Thibaud. Desde 1915, fecha de su fundación, la Orquesta Filarmónica de Pérez Casas tuvo a Luis Antón en su primer atril, y al crearse la Orquesta Nacional ocupó el mismo puesto hasta su jubilación, en 1976.Músico de cámara de gran estilo, fundó conjuntos como el Cuarteto Amis, con Meroño, Iglesias y Santos, y, la Agrupación Nacional de Música de Cámara, de larga y excelente labor en España y en el extranjero.

Orquesta y Coro Nacionales

Director: J. Kaspszyk. Solistas: L. Rybarska, A. S. von Otter, D. Rendall y H. Stamm. Director del coro: A. Blancafort. Stabat Mater, de Dvorak. Auditorio Nacional. Madrid, 12, 13 y 14 de abril.

La Orquesta y Coro Nacionales ha dedicado a su compañero y maestro un programa suficientemente significativo e importante y ha aprovechado la audición de Stabat Mater, de Dvorak, que ambas agrupaciones tocaron por vez primera en abril de 1986, teniendo a Luis Antón entre el público.

Dirigió una muy atractiva versión el maestro polaco Jacek Kaspszyk, con un cuarteto solista no del todo equilibrado, pues la soprano Lubica Rybarska y el tenor David Rendall no alcanzan el nivel de excelencia de la mezzo sueca Anne Sofie von Otter y del bajo alemán Harald Stamm. Con todo, hubo unidad de estilo, impuesta por una batuta vivaz, segura y nada enfática. A veces, el Stabat Mater, de Dvorak, lo es, mientras en ocasiones se torna hondamente lírico y hasta levemente popularista. Precioso el coro Eja Mater y el casi wagneriano Virgo virginum.

En el número Inflammatus et accensus, Otter hizo maravillas. El coro nacional sonó afinado, empastado y comprometido con lo que cantaba, lo cual no es tan frecuente como pueda suponerse. Méritos que corresponden al maestro Alberto Blancafort. Tanto el coro como la orquesta pusieron, además, lo mejor de sí mismos para evocar a Luis Antón.

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