Muchas nueces
Se encaramó sobre la masa humana oscilante y nadó entre hombros y cabezas hasta alcanzar el escenario. El servicio de seguridad lo interceptó, y fue devuelto por los aires hacia el colchón de cuerpos del que había escapado. Aterrizó como pudo. Mientras perpetraba nuevas intentonas, organizó un pogo monumental que recordaba los viejos tiempos (pogo: baile punk que consiste en saltar y empujarse en todas direcciones hasta crear un torbellino cercano a la avalancha humana)."Se acabó Europa; es nuestro último concierto. Six Vicious escupía él primero. No me escupáis, os lo pido de corazón". Perry Farrell es la voz de Jane's Addiction, una banda que contagia el vértigo y la pasión del rock más visceral. Para ello, Jane's Addiction se vale de préstamo estilísticos diversos. Cada tema es un mosaico de miniaturas que, pese a lo explícito de su origen, alumbra un ente con personalidad propia. Dave Navarro, a la guitarra, pasa del punteo dlstorsionado del heavy a los acordes sincopados del funk. El bajista Eric A disfruta de una digitación percusiva y melódica por igual. La batería es pesada, pero huye sin problemas hacia la velocidad del hard-core, o filtrea con ritmos sabrosones.
Jane's Addiction
Perry Farrell (voz), Dave Navarro (guitarra), Stephen Perkins (batería), Eric A (bajo) y Morgan Fichter (violín). Sala Universal Sur. Madrid, 7 de abril. Precio: 1.000 pesetas. Aforo: 2.000 personas.
No existe una lógica evidente a la hora de conjugar estos elementos, y el resultado es subyugante en su indefinición. En los temas lentos, el grupo se enfrasca en letanías instrumentales que, asimismo, beben de estados hipnóticos de diferentes épocas: rock progresivo, siniestrismo pop e incluso foIk.
La cadencia del concierto fue irregular. Predominaron los temas largos, y Jane's Addiction debe su popularidad a canciones como Been caught scealims, que condensa en pocos minutos las virtudes de la banda. Parte del público se quedó sin la intensidad de estos momentos. Para grupos como Jane's Addiction, el volumen también es el mensaje, y en las filas de atrás no se escuchaban con contundencia. Adelante, alguien, tras cuatro intentos y cuatro vuelos, consiguió mal perderse con los músicos por la puerta del camerino. No se supo más del objeto volante no identificado.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.