Los kurdos mantienen en jaque a Irak y Turquía
El Gobierno de Ankara persigue a los independentistas y cierra una amplia zona fronteriza
Turquía ha cerrado a los extranjeros, incluidos los periodistas, una zona de su territorio fronterizo con Irak. El enviado especial de EL PAÍS tuvo que dar ayer marcha atrás, apenas a 20 kilómetros de Cizre, en la frontera con Siria y no muy lejos de la de Irak, cuando se dirigía hacia Uludere, foco de contrabando situado en el corazón del área sometida a una intensa campana guerrillera del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), grupo que lucha por implantar un Estado independiente al sureste de Turquía.
Las razones de la decisión de Ankara no están claras, pero fuentes próximas al movimiento nacionalista kurdo aseguran que radican en la incursión que durante tres días ha efectuado el Ejército turco en territorio iraquí, en zonas de fuerte implantación del PKK. Añaden que 2.000 soldados y centenares de milicianos pagados por el Estado fracasaron en su objetivo de machacar a la guerrilla y que cuatro militares perdieron la vida.La ofensiva guerrillera lanzada por el PKK en 1984 ha causado desde entonces cerca de 3.000 muertos y ha llevado la región, poblada mayoritariamente por kurdos, a un estado de tensión que provoca frecuentes enfrentamientos.
La crisis del Golfo y la revuelta kurda en Irak han sacado a relucir en el sureste de Turquía el descontento mantenido subterráneo y reprimido entre la población kurda, sometida a las férreas disposiciones del estado de emergencia. El pasado 21 de marzo, coincidiendo con el equinoccio de primavera, miles de kurdos celebraron públicamente su fiesta nacional, el Nevruz. En Cizre, el sentimiento nacionalista se reflejó no sólo en los tradicionales fuegos -símbolo de la libertad- encendidos en cada barriada, sino también en una marcha de protesta en la que se exigió la bandera roja, amarilla verde del independentismo kurdo. No faltaron fotos de Abdalá Ocalan, el líder del PKK, a quien todos, incluso sus enemigos, llaman Apo.
Cinco policías muertos
Fuentes nacionalistas aseguran que ayer mismo, en las cercanías de Cizre, cinco policías de una unidad especial antiguerrillera cayeron bajo las balas de los apocular, como se conoce a los combatientes del PPK. Ni de esta noticia ni de la incursión turca en Irak hay confirmación oficial.
La identidad nacional de los kurdos de Turquía se manifiesta en estos días con más fuerza que nunca desde que Mustafá Kemal Ataturk, tras la II Guerra Mundial, fabricó este país Los desafíos al poder central de Ankara son cada vez más frecuentes y atrevidos. Hace apenas un año, el temor a las represalias impedía que los familiares de los guerrilleros muertos por el ejército reclamaran sus cuerpos. Ahora no sólo lo hacen, sino que con frecuencia sus entierros se convierten en actos de afirmación nacionalista.
Sería excesivo, no obstante, asegurar que la mayoría de los kurdos de Turquía desean la independencia. Ese es un objetivo con el que tal vez ni siquiera se atreva a soñar Apo. La autonomía contentaría probablemente a la mayoría, escéptica sobre la posibilidad de algo más ambicioso. Incluso podría servir el reconocimiento de los derechos culturales y nacionales y la promoción económica de la región, una de la más subdesarrolladas de Turquía.
De momento, lo más urgente es, según fuentes nacionalistas, la supresión del estado de emergencia en la zona, bajo el cual se han producido numerosas violaciones de los derechos humanos denunciadas por Amnistía Internacional.
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