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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Toda una fábrica de zombies

La publicidad y los títulos de crédito insisten en que Despertares está basada en una historia real. Sin embargo, para cualquiera que haya leído el libro del doctor Oliver Sacks, la afirmación es tan engañosa, ridícula y carente de sentido como las candidaturas al Oscar -película, guión adaptado, actor principal- que ha obligado este tercer y penoso largometraje de Penny Marshall, directora de las muy olvidables Jumpin Jack Flash y Big.La experiencia de Leonard L. y los otros enfermos de encefalitis letárgica que en 1969 fueron tratados con L-DOPA -un fármaco entonces en fase experimental- ha sido tergiversada en la película hasta extremos repugnantes y casi irreconocibles: el siniestro ambiente del Mount Carmel Hospital -que el propio Leonard describía como "un zoo humano"- se ha difuminado al máximo. Los aspectos fundamentales de la evolución clínica de los pacientes -sobre todo aquellos que podían herir la sensibilidad del espectador- han sido silenciados y sustituidos por una sobredosis de sacarina, conservadurismo y trivialidad.

Despertares (Awakenings)

Directora: Penny Marshall. Guión: Steven Zaillian, basado en el libro de Oliver Sacks. Producción: Estados Unidos, 1990. Intérpretes: Robert de Niro, Robin Williams, John Heard, Julle Kavner, Penelope Ann Miller, Max von Sidow, Ruth Nelson. Salas de estreno en Madrid: Castilla, Parquesur, Novedades, Ideal Multicines (V0), Vaguada, Multicines Pozuelo, Rialto.

Tópicos

Todas las aristas más críticas hacia la institución médica y la sociedad en general se han limado cuidadosamente, y por último, las cuestiones más apasionantes y sobrecogedoras planteadas en el libro -algunas de las cuales inspiraron la obra de teatro de Harold Pinter titulada Una especie de Alaska- se han visto ignoradas a favor de una serie de tópicos, chistes fáciles y anécdotas insustanciales cuyo único propósito es el lucimiento (?) de sus intérpretes principales.Los tics interpretativos de Robin Williams -que interpreta al doctor Sayer- nada tienen que envidiar a los patológicos de Robert de Niro -Leonard Lowe- y acaban reduciendo al personaje a la caricatura; muy a menudo, ambos están pasados de rosca y totalmente dejados de la mano de Dios en cuanto a dirección de actores.

La realización también está plagada de tics de su experiencia televisiva. La planificación de las secuencias es inexistente o absolutamente rutinaria: la directora se limita a filmar a los actores desde todos los ángulos, pero las imágenes nunca alcanzan la sugerencia o la emoción que provocan las páginas del doctor Sacks, un excelente escritor, además de neurólogo, que sabe dotar a las historias clínicas de calidad e interés.

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