Gran espectáculo para extranjeros

Copio un texto del programa en el que García Márquez expresa su emoción al ver este espectáculo: "Ha sido la hora y veinticinco más corta de mi vida. Pensé que había durado siete minutos, que fue lo que me alcanzaron los pulmones para volver a respirar. No he dejado de pensar un solo momento en la realidad, en el personaje, en el amigo, y te digo una cosa: no me sucedió jamás escribiendo. Entonces, yo logré desvincularlo completamente del personaje original. Hoy no pude, lo estaba viendo, estaba ahí. La historia es absolutamente real, minuto a minuto. Está traspuesta poéticamente, por supuesto, es decir, literariamente, pero el drama es más exacto. Yo nunca había tenido esa sensación mientras escribía, y hoy la tuve en todo momento". Esto prueba lo grave de mi apreciación: en ningún momento vi relación verdadera entre el espectáculo y la novela".Con los grandes títulos adaptados suele ocurrir esto: hay una gran atracción previa, y una gran decepción después. Es un espectáculo de La Cuadra, una de las creaciones características de Salvador Távora, y apenas se distingue de las anteriores en que ésta carece de contenido. Va a tener un gran éxito en el extranjero, con sus imágenes del gran tópico andaluz y españolas, sin faltar el toreo de salón, la Virgen con mayúscula y la virgen con minúscula, la crueldad de los cuchillos , las manchas de sangre y el gran flamenco. Por colombianas, naturalmente. Los trajes son bonitos; los grupos, como tallados. Las figuras, bellísimas. Los textos: algunos trozos del propio García Márquez, con su belleza original, pero proclamados, declamados. Todo el pathos de Salvador Távora. Que, finalmente, termina por parecer prefabricado, hecho con frialdad: una ficción de pasión. Éste es mi error personal con respecto a la opinión de García Márquez: si sabrá él, y no yo, lo que realmente vale en esta adaptación de su novela. La cual es, a todas luces, infinitamente superior.

Gustará mucho en el extranjero: como Madrid va siendo cada vez más el extranjero también gustó aquí como gusta la imagen antropológica de un país que se desconoce. Más que gustar, entusiasmó: y compañía y creador salieron al final a recoger todos los gritos de alegría y de emoción.