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POSGUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

EE UU se aseguró, semanas antes de la guerra, de que España le daría todo el apoyo que pidiera

El Gobierno de Estados Unidos sondeó al español, semanas antes de iniciarse la guerra del Golfo, para saber cuánto apoyo logístico estaba dispuesto a prestarle para expulsar a Sadam Husein de Kuwait. Todo el necesario, vino a ser la respuesta de la Administración española. Washington adelantó en aquel momento, en torno a navidades, su intención de que cazabombarderos B-52 realizasen ataques contra Irak desde la base de Morón (Sevilla) y obtuvo garantías de Madrid de que no se le pondría ningún obstáculo.

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La petición formal para que los B-52 operasen desde territorio español la presentó el embajador de EE UU en Madrid, Joseph Zappala, mediante una nota verbal, horas después del inicio de la guerra. El Gobierno dio a la petición, que detallaba el número de aparatos que operarían desde Morón, el mismo trámite burocrático que a los miles de aviones de transporte que, desde agosto, hacían escala en las bases españolas. La cuestión no fue debatida en el Consejo de Ministros ni en la Comisión Delegada para Situaciones de Crisis, de composición más reducida.Según distintas fuentes, el Gobierno no ha denegado en los últimos siete meses ninguna de las peticiones de uso de las bases formuladas por la Administración norteamericana. Sólo se indicó, excepcionalmente, la conveniencia de que algunos vuelos se desviaran hacia Zaragoza o Morón, dado el colapso del tráfico aéreo registrado en Madrid.

Al inicio del despliegue, en medios gubernamentales se indicaba que sólo aviones de transporte, cargados con tropas o material, aterrizaban en bases españoles. Ya a principios de enero, se admitió que también cazas estaban haciendo escala en España, aunque se agregó que dichos aparatos no llevaban su munición, transportada por vía marítima.

Una vez planteada, la cuestión de los B-52, se impuso un mutismo absoluto. El propio presidente Felipe González recordó el 17 de enero, recién inciada la guerra, que el apoyo logístico prestado por España tenía carácter secreto, y así se indicó a todos los niveles de la Administración. De todas formas, muy pocas personas en el Gobierno estaban al corriente de la autorización concedida a los B-52.

Ignorancia de la oposición

El Gobierno, según ha admitido un alto cargo, pensaba que la guerra sería muy corta y que no llegaría a conocerse la polémica decisión. Sin embargo, una noticia difundida por la Cadena COPE, junto con la indiscreción del Pentágono y el anuncio formulado por el ministro de Defensa británico de que los B-52 operarían desde dos países europeos, entre ellos el suyo, destaparon el secreto.Ni siquiera los líderes de la oposición, que mantenían contactos confidenciales con el Gobierno, fueron informados, aunque algunas fuentes sostienen que la decisión se le comunicó a Aznar, quien no comprendió su significado.

El líder del PP calló en esa ocasión, pero montó en cólera cuando se enteró por los medios de comunicación de la carta enviada por González a George Bush para expresarle su preocupación por los bombardeos sobre ciudades. Aznar había estado una semana antes en la Moncloa, conversando tres horas con Felipe González, quien le pidió apoyo a su política y no dejó de recordarle las duras críticas que hicieron a Fraga los conservadores europeos por su abstención en el referéndum de la OTAN.

La carta de González a Bush fue el único roce entre España y EE UU a lo largo de la crisis, no tanto por su contenido, pues Washington comprendía que era una medida, para la opinión pública española, como por que se filtrase antes de llegar a su destinatario.

[El secretario de Estado adjunto de EE UU para América Latina, Bernard Aronson, declaró ayer en Madrid que su Gobierno "aprecia mucho" el apoyo de España a la coalición durante la guerra, informa Europa Press].

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