Bush: "Atacaremos en el momento adecuado"
La ofensiva terrestre se producirá "en el momento adecuado", aseguró anoche George Bush, en respuesta a las especulaciones sobre la fecha de la ofensiva terrestre para expulsar a los iraquíes de Kuwait. El presidente norteamericano, que cree que la guerra "marcha como estaba previsto, muy, muy bien", no puso objeciones a la última iniciativa de paz del líder soviético, Mijaíl Gorbachov. "Me parece bien, está con la coalición", señaló. Entre tanto, el secretario de Defensa, Richad Cheney, descartaba un alto el fuego y daba a entender que la gran batalla por tierra se puede retrasar hasta que la aviación mine al máximo las defensas iraquíes. El jefe del Pentágono precisó que algunos mandos de la coalición han aconsejado continuar con los bombardeos seis meses, un año o indefinidamente.
Cheney subrayó ayer en Riad que la eficacia de la campaña por aire tiene un límite. Se trata ahora, dijo, de determinar el momento adecuado para complementar esas operaciones y hacerlas más eficaces con un ataque por tierra, que puede ser limitado, o un desembarco anfibio.El jefe del Pentágono concluyó ayer una visita de dos días a Arabia Saudí, acompañado por el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Colin Powell. Durante sus encuentros con el general norteamericano Norman Schwarzkopf, responsable de la Operación Tormenta del Desierto, y los comandantes de las fuerzas de la coalición, Cheney y Powell recopilaron todos los datos disponibles sobre la situación en los frentes, así como las previsibles bajas en un asalto por mar y tierra, y los flancos más vulnerables de las tropas iraquíes y del Ejército multinacional. Cheney aseguró que cualquier decisión será consultada con el rey Fahd de Arabia Saudí y los Gobiernos de los principales aliados de EE UU.
Las grandes dimensiones de las Fuerzas Armadas iraquíes descubiertas en el curso de la guerra, que consideró unas de las mayores del mundo, su gran número de carros y blindados, su diseño "para combate de gran envergadura", sorprendieron a Cheney, según propia confesión; y aunque subrayó que el Ejército iraquí ha recibido un fuerte golpe y varias de las divisiones de la Guardia Republicana han sido seriamente afectadas por los bombardeos, el secretario de Defensa previno contra conclusiones excesivamente optimistas por parte de las fuerzas coligadas. Según sus declaraciones, la maquinaria militar iraquí es todavía poderosa y las unidades desplazadas al emirato de Kuwait son más numerosas que las que fueron utilizadas en la invasión del mes de agosto.
Sorpresas
"Sadam Husein puede intentar todavía encontrar alguna manera de sorprendernos mediante armas químicas, terrorismo, una ofensiva por tierra o el empleo de lo que le queda de aviación", advirtió.
Cheney, quien declinó cualquier pregunta referida a las recomendaciones de Schwarzkopf y aludió también a la receptiva actitud de Bush cuando valora los informes militares y aseguró que ninguna reacción de Sadam Husein logrará cambiar el desarrollo de la guerra y que las tropas de Irak serán derrotadas y expulsadas de Kuwait.
Cuando se logre ese objetivo, las fuerzas estadounidenses y las del resto de los países del frente antiiraquí serán repatriadas gradualmente -con prioridad para las unidades que llegaron poco después de la invasión, el pasado 2 de agosto- y permanecerán en Arabia Saudí y Kuwait algunos destacamentos de especialistas o funcionarios civiles.
Cheney afirmó, por otra parte, que la campaña se desarrolla "extremadamente bien" y aseguró que el apoyo de la opinión pública norteamericana ha sido "abrumador" e incluso mayor de lo que se esperaba, lo atribuyó fundamentalmente al liderazgo del presidente Bush y al debate sobre la guerra desarrollado en el Congreso.
El secretario de Defensa descartó cualquier tregua en la contienda o un alto el fuego en la ofensiva por considerar que se han agotado todas las vías pacíficas y diplomáticas. Las operaciones contra las fuerzas iraquíes continuarán hasta su expulsión de Kuwait.
Capacidad de hacer daño
La mayoría de las preguntas buscaron una aproximación al calendario de la ofensiva por tierra o mar. Cheney, con sonrisas comprensivas, respuestas reiterativas o simplemente negando una contestación, ocultó los previsibles plazos.
En una de sus manifestaciones más precisas dijo que "la aviación de EE UU dispone aún de una considerable capacidad de hacer daño a Sadam Husein y continuará sus operaciones". Y agregó: "Quiero dejar claro que aunque comencemos una ofensiva por tierra o un desembarco anfibio, mantendremos el bombardeo aéreo". El inicio de la campaña terrestre puede darse, dijo, cuando, además de consideraciones políticas, la aviación apenas disponga de blancos en tierra o cuando se estime que las defensas iraquíes han sido lo suficientemente neutralizadas como para lanzar un asalto con el menor número de bajas posible.
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