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El episcopado lamenta que la fuerza de los votos haya desplazado "Ios criterios 'valederos' éticos"

Francesc Valls

La Conferencia Episcopal hizo ayer público el primer documento de calado desde que el cardenal Angel Suquía fuera elegido presidente de los obispos españoles en 1981. Se trata de una instrucción sobre la situación moral de la sociedad española en la que se equiparan aborto y eutanasia con terrorismo y venta de armamento, y se condena el transfuguismo político, el amiguismo y el dinero negro. El texto afirma que "los criterios valederos éticos" han sido desplazados "por la dialéctica de las mayorías y la fuerza de los votos". Ante esta situación, el episcopado lamenta la falta de líderes políticos católicos.

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La conciencia cristiana ante la actual situación moral de nuestra sociedad es el título de uno de los documentos del episcopado de más larga gestación, ya que en su elaboración se ha invertido más de un año. En él los obispos -que la aprobaron por "casi unaminidad", según el secretario del episcopado, Agustín García Gasco- expresan su preocupación por la pérdida de los criterios morales fundamentales: "Aquellos criterios éticos valederos en sí están siendo desplazados en la conciencia pública por las encuestas sociológicas, por la dialéctica de las mayorías y la fuerza de los votos, por el consenso social que está cambiando la mentalidad del pueblo a fuerza de disposiciones legales".Ante esta situación que juzgan alarmante, se hace precisa una mayor presencia de los católicos en la vida política. Si el lunes era el propio presidente de los obispos el que reclamaba la necesidad de una fuerza política social y cultural "que respete y estimule la libertad verdadera y no sólo las apariencias", la instrucción de los obispos da la respuesta: hacen falta más líderes políticos católicos, porque "pese a la importante presencia de los católicos en el cuerpo social, éstos no tienen el correspondiente peso en el orden político". Sin embargo, los obispos rechazan que se identifique a la Iglesia con un partido político, según el documento, que deja claro, tal como hiciera Suquía el pasado lunes, que el Gobierno es uno de los principales causantes del desorden moral existente.

Exaltación del dinero

Entre los elementos prácticos de ese desorden, que los obispos atribuyen a la legislación promulgada desde que el PSOE llegó al poder, está "la falta de respeto al don de la vida". Y es en este capítulo de la instrucción donde se critica "la legalización y práctica del abominable crimen del aborto", en un momento en que "se alzan voces en favor de la legalización de la eutanasia". En este marco, también se ataca la violencia terrorista, "el ignominoso e incalificable tráfico de drogas" y la venta de armamento.

Junto estos elementos, el documento repasa lo que denomina "fenómenos poco edificantes": "el transfuguismo, el tráfico de influencias, la sospecha y la verificación de prácticas de corrupción, el mal uso de gasto público o la discriminación por razones ideológicos". En este capítulo, tal como estaba previsto, no aparecen los nombres de Juan Guerra y Rosendo Naseiro.

Escasamente edificante resulta tambien, a juicio de los prelados, la "desmesurada exaltación del dinero", que se hace patente en la sociedad con la elevación, a rango de modelos, "de hombres y mujeres cuya única acreditación parece ser el éxito fulgurante en el ámbito de la riqueza y el lujo". Quienes no tiene éxito económico intentan copiar el modelo. Y para ello recurren a todo tipo de juegos de azar, "algunos de ellos gestionados y publicitados por la propia Administración pública". Ello le permite al episcopado hacer suya la frase: "España se ha convertido en un gran casino".

Desorden sexual

Los casos más concretos a los que los obispos hacen referencia en este capítulo son lo que denominan "graves y escandalosas corrupciones", como "algunas recalificaciones interesadas de terrenos, los negocios abusivos y fradulentos derivados de tales recalificaciones, o la especulación en el campo de la vivienda". "El dinero negro conseguido fraudulentamente", continúa la instrucción, "constituye uno de los fenómenos con mayor poder corruptor, en particular el dinero criminal del narcotráfico y su correspondiente blanqueo".

Los malos ejemplos que ofrece el mundo económico-político son también extensibles al terreno del "desorden sexual", al que hace una semana aludiera la comisión permanente del episcopado en su nota sobre la campaña gubernamental sobre el uso del condón. Entre los signos preocupantes figuran: la infidelidad conyugal y la falta de ejemplaridad en personajes representativos. Todo ello conduce a la "trivialización frívola de la sexualidad humana" -favorecida por el Gobierno, según los obispos- y que se expresa en "la extensión de las relaciones extramatrimomales, la generalización de las relaciones prematrimoniales o la reivindicación de la legimitidad de las relaciones homosexuales".

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