Moscú sí cree en el cine español
14.000 moscovitas asistieron al festival del cine Judogestveni
El Festival de Cine Español en Moscú, celebrado durante la semana pasada en el cine Judogestveni, congregó a 14.000 soviéticos, según cálculos de los organizadores: Ministerio de Cultura de España y sociedad hispano-soviética Alsov, que tras esta presentación en sociedad exhibe desde ayer mismo, y durante los próximos cinco años, cine español en la capital de la URSS. "Os hemos entregado el mejor cine de Moscú para que nuestro pueblo conozca la cultura española", afirmó el cineasta Elem Klímov en un encuentro con la delegación española.
Hubo una vez un título que se convirtió en famoso eslogan Moscú no cree en las lágrimas. Hoy, para el turista accidental en esta ocasión durante la semana pasada, con una delegación española formada por cerca de 40 personas, -entre periodistas y cineastas-, la sensación es que los habitantes de Moscú viven con la filosofía del por si acaso, que consiste en llevar una bolsa de plástico en el bolsillo por si acaso en una cola hay algo que conseguir. La URSS, Moscú, vive una compleja situación político-económica: una hamburguesa en el MacDonald que ha se ha instalado cuesta el sueldo de un día, ¡y hacen colas para conseguirla!... Leningrado puede cambiar de nombre y volver a llamarse San Petersburgo..., y la impresión que da es que hoy Moscú no cree en casi nada.Pero, sorprendentemente, dada la escasa potencia internacional de la cinematograria española, ha sido ésta la que primero se ha instalado en Moscú, y tras la proyección de 15 películas dentro del Festival de Cine Español en Moscú, que se ha celebrado del 12 al 18 de noviembre, un histórico y céntrico cine, el Judogestveni, donde en 1925 se estrenó la legendaria El acorazado Potemkin, ha sido alquilado por un distribuidor exhibidor español, Enrique González Macho, y proyectará ininterrumpilamente películas españolas día a día durante los próximos cinco años.
Operación cultural
La operación, no sólo comercial -la cotización de los rublos fuera de la URSS es nula todavía- sino cultural, ha tenido como carta de presentación o aperitivo para los distribuidores y exhibidores soviéticos una muestra de 15 títulos españoles, que se han presentado en Moscú acompañados por algunos de sus intérpretes, directores y productores: los hermanos Almodóvar, Montxo Armendáriz, José Luis Gómez, Aitana Sánchez Gijón, Eulalia Ramón, Esperanza Campuzano, Antonio Mercero, Rafael Moleón, Rosa Romero y Fernando Marín. Faltaron a la cita porque, según se informó, sus compromisos profesionales se lo impidieron: el ministro de Cultura, Jorge Semprún; Ángela Molina; Andrés Vicente Gómez y Rosa Vergés. El director del Instituto del Cine (ICAA), Enrique Bal maseda, fue el representante oficial de España.Las cartas de Alou, Átame, Montoyas y Tarantos, fueron al gunas de las 15 películas que se proyectaron en el cine Judogestveni, con una característica que sorprendió a los cineastas españoles: la traducción de las películas al ruso no era con subtítulos sino simultánea, pero no a través de auriculares individuales, sino mediante altavoz colectivo. O sea, una voz leía monótonamente los diálogos de las películas, mientras la música, efectos y voces originales desaparecían por completo.
"El pueblo soviético no acepta bien los subtitulados, y además está acostumbrado a este sistema", explicaron cineastas rusos ante la perplejidad de los españoles. "Nadie me había advertido de esto", replicó Pedro Almodóvar. Este cineasta fue quien el día de la inauguración del Festival de Cine Español en Moscú acaparó más la atención de los medios de comunicación moscovitas, convirtiendo con su ingenio, a la par que con su habilidad acostumbrada, la rueda de prensa de toda la delegación española en una rueda de prensa de Almodóvar. "El cine americano cada vez refleja menos su realidad. En España no hay censura de ningún tipo, y yo soy la prueba de ello", dijo. "Mi objetivo es conquistar Rusia, y espero tener más suerte que Napoleón y Hitler".
Por su parte, el director del ICAA, Enrique Balinseda, se reunió con sus homólogos soviéticos para preparar la visita a Moscú, el mes próximo, del ministro Semprún, que, entre otras cosas, servirá para desarrollar el acuerdo de coproducción recién firmacro entre ambos países.
Las proyecciones en el cine Judogestveni, seis al día, tuvieron un lleno total y un público totalmente heterodoxo que abarcaba de los 16 a los 80 años. Según explicó González Macho, "califico de éxito la semana, pero, no hay que engañarse, es que los soviéticos y más aún los moscovitas tienen muy arraigada la costumbre de ir al cine".
Para González Macho, que se ocupará durante los próximos cinco años de la programación del Judogestveni, "ahora es cuando comienza la batalla del día a día, y para ello cuento con que el Ministerio de Cultura apoye esta ventana del cine español en Moscú con la presencia cada mes de dos personalidades de la cinematografia española. Estoy abierto a todos los productores para que me presten sus películas, y yo las exhibiré sin cobrar nada por ello. Luego, si existen distribuidores soviéticos interesados en adquirirlas, que se entiendan las partes".
Aunque también habrá ciclos, cada cinco días se proyectará ininterrumpidamente una película española en el cine Judogestven¡. La primera que se exhibe una vez terminado el Festival de Cine Español es Las cartas de Alou, de Montxo Armendáriz.
Babelia
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