Un problema tan extendido como el sarampión
Las viguetas de hormigón aluminoso, compuesto que pierde su estabilidad y se desploma al estar sometido durante años a la humedad y el calor, además de ser utilizadas profusamente en las viviendas económicas construidas durante el franquismo, fueron empleadas asimismo por particulares que ampliaban sus residencias o levantaban sus propias casas. El problema, en definitiva, está tan extendido como el sarampión. El profesor César Díaz estima que unas 400.000 personas residen en Cataluña en viviendas de este tipo.
-Polígonos de viviendas. Díaz enumera en su tesis doctoral sobre las viviendas económicas una serie de promociones que tienen en su forjado viguetas que aconseja inspeccionar para determinar si son de hormigón aluminoso.
-Pisos particulares. El problema afecta también a viviendas construidas durante el auge inmobiliario por particulares para su uso. Este es el caso del arquitecto Jordi Carbonell, que vivía en un piso de alquiler de la calle de la Mare de Déu del Carmel, de Barcelona, cuando el 26 de julio de 1986 se desplomó la terraza del piso superior y cayó sobre su comedor. "No hubo desgracias porque era domingo y las tres famillas que viviamos en el edificio, de planta baja, primer piso y ático, estábamos fuera", recuerda.
-Escuelas. Los escolares del Colegio Público Rius i Taulet, situado en la plaza de Lesseps, de Barcelona, pasaron el curso acadérnico 1989-90 en otras dependencias porque los técnicos del Departamento de Enseñanza descubrieron durante unas obras de reforma que su estructura estaba hecha con viguetas de hormigón aluminoso y presentaba un avanzado estado de deterioro.
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