EE UU podrá actuar fuera de Arabia Saudí
JAVIER AYUSO ENVIADO ESPECIAL, Las tropas de Estados Unidos desplegadas en la zona del Golfo podrán actuar bajo el mando único de su país en una supuesta intervención fuera del territorio saudí, según un acuerdo alcanzado anoche entre el rey Falid de Arabia Saudí y el secretario de Estado norteamericano, James Baker. Un portavoz oficial estadounidense condicionó, sin embargo, cualquier acción militar en la zona a un acuerdo político de las fuerzas aliadas, dentro de un plazo que se fijará probablemente esta semana.
La segunda jornada de la gira del secretario de Estado norteamericano por ocho países implicados en el conflicto del golfo Pérsico ha traído importantes novedades para el desarrollo futuro de los acontecimientos. James Baker tuvo ayer un largo día de trabajo e intensas reuniones con las autoridades de Kuwait y Arabia Saudí, que concluyó con una modificación de la estructura de mando de las tropas de su país estacionadas en territorio saudí.Según explicó un portavoz oficial norteamericano tras la entrevista celebrada entre el rey Fahd y James Baker, ambas partes acordaron realizar algunos cambios en el sistema de mando de los ejércitos desplegados en territorio saudí.Aunque continúa la estructura de mando conjunto y coordinado, a partir de ahora se distinguirá entre las acciones de defensa del territorio saudí y aquellas posibles acciones militares fuera del país (refiriéndose a una. posible acción bélica en Kuwait). "En este último caso", explicó el citado portavoz, "la autoridades para planificar y aprobar las operaciones de Estados Unidos será tomada por los americanos".Atacar a IrakEste acuerdo supone un cambio respecto a las posibilidades de actuación del Ejército de EE UU en la zona, que hasta ahora dependía de una autorización saudí antes de lanzar un hipotético ataque contra las tropas iraquíes estacionadas en Kuwait.
A pesar de que esta nueva estructura de mando posibilita al Pentágono tomar la decisión de una intervención militar, la citada fuente aclaró: "No creo que vayáis a ver un recurso a la fuerza sin un acuerdo político previo de los países que participan en la operación".
Añadió que tras este viaje de siete días los principales países aliados implicados en el conflicto "deberán decidir cuánto tiempo hay que esperar más para que las sanciones económicas y la presión política tenga resultados", antes de dar un nuevo paso para aislar al régimen de Sadam Husein o, en último caso, recurrir a la intervención militar.
Los países con los que Baker ha consultado o va a consultar este asunto son Kuwait, Arabia Saudí, Egipto y Turquía, así como los cuatro miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que, al igual que Estados Unidos, tienen derecho a veto: China, Unión Soviética, Gran Bretaña y Francia.
La agenda del secretario de Estado norteamericano estuvo ayer repleta de entrevistas y reuniones de trabajo. En total, James Baker y su séquito mantuvieron tres encuentros con las autoridades kuwaitíes y otros tres con las saudíes, además de las reuniones internas que celebró Baker con sus colaboradores.
En el Conference Palace Hotel de Yedda estaba la plana mayor de las tropas norteamericanas estacionadas en el Golfo, con el general Norman Schwarzkopf al frente.La jornada comenzó en Taif, a 160 kilómetros de Yedda, adonde se desplazó la delegación estadounidense para entrevistarse con el emir de Kuwait, jeque Jabber al Ahmad al Sabah, y posteriormente celebrar diversas reuniones con el príncipe heredero y con el gobierno en pleno Antes del encuentro, el emir había declarado que la fecha para que concluya el conflicto no dependía de él sino de las Naciones Unidas, y añadió que "lo que quiero es ver en libertad cuanto antes a mi país. Mejor hoy que mañana".
Esas palabras se mantienen en la línea de los últimos días, ya que el jeque Jabber había realizado un llamamiento el pasado do mingo para "movilizar todos los esfuerzos globales que aseguren una completa y definitiva puesta en práctica de las resoluciones internacionales respecto al final de la ocupación iraquí de Kuwait". Este llamamiento se interpretaba como una presión a Estados Unidos, ante el viaje de James Baker, para que impulsara una rápida acción contra Irak.
Tras las reuniones con las autoridades kuwaitíes, el secretarlo de Estado norteamericano declaró a los periodistas en Talf que ,esta crisis está entrando en una nueva fase en la que todavía es posible una solución pacífica, política y diplomática, pero en la que hay que ponerse en una posición en la que se pueda ejercitar cualquier opción dentro de las que están a nuestro alcance".
Posteriormente, el portavoz estadounidense aclaró que esta tercera fase no implicaba necesariamente una intervención militar, y que antes había que continuar con las medidas políticas, económicas y militares capaces de aislar definitivamente a Irak.
Por la tarde, Baker se desplazó hasta Yedda, en donde mantuvo tres reuniones consecutivas, con cena incluida, con las autoridades de Arabla Saudí. La jornada concluyó con la visita al rey Fahd en su palacio junto al mar Rojo.
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