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LA VISITA DEL LÍDER SOVIÉTICO

Gorbachov se va con apoyo económico y un éxito de imagen

El presidente de la URSS, Mijail Gorbachov, concluye hoy su corta e improvisada visita a España con un nuevo éxito internacional de imagen y el máximo apoyo económico y moral posible desde Madrid para su política de reformas en su país. Gorbachov demostró de nuevo su capacidad de despertar las reacciones más calurosas en Occidente, pero dejó tras de sí las dudas sobre su capacidad y posibilidades de traducir eficazmente en la URSS la solidaridad del otro extremo de Europa. El líder soviético decidió atender su compromiso de visitar España en uno de los momentos más críticos de su mandato, con su popularidad interna en las cotas más bajas y cuando la URSS sufre un proceso de desintegración de consecuencias imprevisibles y unos resultados económicos muy negativos.

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Estas circunstancias se inscriben en un proceso de transición de la URSS a un nuevo sistema político y económico. Mijail Gorbachov sigue llamando perestroika a este proceso, aunque el contenido de esta palabra ha cambiado desde que él la pusiera de moda en 1985 y hoy el mismo líder, aun afirmando su compromiso con el socialismo, reconoce que se trata de un cambio de modelo. Sus referencias al anacronismo de enemistades ideológicas entre bloques, el apoyo a la construcción europea o la condena conjunta de la invasión de Kuwait son más datos reveladores del cambio experimentado en la URSS.Ideas de transición

La idea de transición entre un sistema y otro es precisamente lo que ha dado sentido al momento elegido por el líder soviético para visitar España, ya que Gorbachov, al margen de la retórica, siente un genuino interés por la experiencia de la transición política española desde la dictadura franquista hasta la democracia y, por lo visto en estas 48 horas, una gran sintonía y comunicación personal con el presidente del Gobierno español Felipe González.

La imagen internacional de este último, que hoy asiste en Roma al Consejo de Estado de la CEE, se refuerza sin duda con el espaldarazo de Gorbachov. En lo que a política internacional se refiere, ambos países están comprometidos en la tarea común de edificar el tejido de la nueva Europa. Gorbachov, que debería haber participado en una cumbre del Pacto de Varsovia, los días 3 y 4 de noviembre, decidió aplazar esta reunión hasta pasada la cumbre de los 35 países de la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) de París, en opinión de medios diplomáticos, para no llegar a ella desprovisto de la alianza que formalmente aún se llama Pacto de Varsovia.

En el nuevo tejido europeo se puede inscribir algún día un tratado que abarque todo el espectro de relaciones hispano-soviéticas, eventualmente un tratado de cooperación y amistad, que por ahora es sólo una declaración política, donde se constatan posiciones generales ya conocidas.

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El líder soviético parece dispuesto a utilizar en su propio país algunas de las experiencias políticas acumuladas en España. Quizás la más difícil de aplicar en la práctica soviética es la idea de "consenso" entre las distintas fuerzas políticas. Gorbachov ha reconocido en Madrid que la "consolidación" de las diferentes fuerzas sociales y políticas en torno a la perestroika no es aún una realidad e insistió en que era necesario subordinar los intereses de grupo o de movimiento político a los "intereses estatales".

En contra de lo que opina una parte de sus conciudadanos, Gorbachov no se cuestiona a sí mismo como encargado de dirigir y gestionar el cambio. El apoyo internacional, en este caso viniendo de Felipe González, uno de los cogestores del cambio en España, da a Gorbachov elementos de legitimidad, o de persuasión, que pueden ser útiles en sus enfrentamientos internos con fuerzas políticas más radicales y más conservadoras.

El diálogo de González y Gorbachov en Madrid ha sido una continuación de¡ que ambos mantuvieran en el Kremlin en 1986. Por entonces, Gorbachov acababa de iniciar su singladura. Hoy, gracias a sus propias dificultades, está en mejor disposición para entender las explicaciones de González. Ambos se afirmaron como "socialistas" durante la rueda de prensa celebrada ayer en Madrid, pero ambos han ajustado sus respectivos credos ideológicos a las realidades pragmáticas. El jefe del Gobierno español aseguró al Presidente de la URS S que España tiene interés en "invertir en la perestroika".

Esta inversión en sentido económico se concretó en el crédito subvencionado de 1.500 millones de dólares al Estado soviético, que destinará 750 millones a la compra de bienes y servicios y 750 millones a la compra de bienes de consumo, especialmente productos alimenticios. La improvisación general que afectó a la visita se reflejó también en las negociaciones para llegar al memorándum que fija el compromiso político del crédito.

Los primeros pasos para formalizar la oferta realizada el pasado marzo por España -entonces de mil millones de dólares se dieron el lunes, cuando la delegación negociadora gubernamental soviética llegó a Madrid.

La URSS trató de lograr, por una parte, aumentar al máximo la cantidad global del crédito y, por otra, desvincular una parte del mismo de la compra de productos españoles. Mijail Gorbachov indicó en Madrid que, aparte de dinero, inversiones y consejos, no está dispuesto a dar coprotagonísmo a las instituciones internacionales para sacar a su país de la crisis económica que está padeciendo.

España y la URSS anuncian que firmarán un tratado

El reino de España y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas han acordado comenzar de inmediato la preparación de un tratado "que corresponda a la etapa actual de la situación en Europa y en el mundo, y que abarque todo el espectro de las relaciones hispano- soviéticas". Ambos países consideran deseable sentar una "base jurídica cualitativamente nueva para sus relaciones bilaterales". Esta es la conclusión final de la extensa declaración política conjunta suscrita ayer por los dos países en las que se expresa la condena por la acción de Irak contra Kuwait, que consideran "una flagrante violación del derecho internacional".En esta declaración de cinco puntos se parte de la afirmación del interés de ambos países en la construcción de una nueva Europa y el compromiso en la tarea de la construcción "de un orden, internacional más justo, humano, pacífico y democrático". Buena parte se dedica a predicar el entendimiento y desterrar "para siempre el viejo espíritu de hostilidad".

En este espíritu, ambas partes consideran necesarios "el respeto estricto por parte de todos los Estados de los principios de igualdad soberana y de integridad territorial, del derecho de cada pueblo a decidir su destino, de los otros propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, así como de las disposiciones del Acta Final de Helsinki".

En este mismo apartado de declaración de principios se apoya la negociación para la reducción de armas nucleares y convencionales y la prohibición total de las armas químicas. Consideran, asimismo, prioritario prevenir la proliferación de las armas químicas y nucleares y de los misiles capaces de lanzarlas.

Ambas partes apoyan un enfoque "realista" que permita reducir gradualmente los ensayos nucleares, con vistas eventualmente a su total prohibición en el futuro. España y la URSS se pronuncian por fortalecer la eficacia de los controles nacionales e internacionales a la exportación de armamentos y tecnología militar.

Ambos países condenan la invasión de Kuwait por Irak y "exigen del Gobierno de Bagdad el cumplimiento estricto de las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad de la ONU y la retirada inmediata e incondicional de sus tropas de Kuwait".

En el terreno ya hispano-soviético la declaración repite el enunciado de los acuerdos firmados y un largo listado de materias en las que se proponen colaborar. Cooperación técnica, científica, económica, cultural y política, para terminar con el anuncio de la preparación de un tratado.

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