Falsos admiradores
Un responsable español de protocolo advirtió jocosamente al presidente de la URSS que tuviera cuidado al estrechar las manos de los madrileños que se acercaban a saludarle, no fuera que algún falso admirador le robase el reloj. "No importa, no importa", contestó Gorbachov, quien se jugó algo más que el reloj en los zarandeos provocados por la multitud en las calles de Madrid.-
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