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La casa de Cervantes en Esquivias se hunde ante la indiferencia institucional

Los últimos desprendimientos de parte de la techumbre de las bodegas, caballerizas y el pajar de la casa de Cervantes en Esquivias (Toledo) han hecho cundir la voz de alarma entre los miembros de la Sociedad Cervantina, que han visto cómo, cuatro meses después de que el Ayuntamiento y la Consejería de Cultura de Castilla-La Mancha firmaran un convenio para la compra y rehabilitación de este edificio histórico, aún no se ha hecho nada. La compra dejó sin efecto la oferta de una empresa que quería hacer un mesón típico manchego en el caserón del siglo XVI en el que Cervantes escribió la primera parte del Quijote y en el que convivió buena parte de su vida con Catalina de Salazar Palacios.

El nerviosismo ha llegado al Ejecutivo regional, que ha anunciado que en un plazo no superior a los dos meses estará terminado el proyecto de rehabilitará en Centro Cervantino y Casa de la Cultura de Esquivias.

Sin prisas

Fuentes de la Consejería de Cultura han apuntado que el arquitecto encargado de los planos y redacción del proyecto, Tomás Marin, lleva trabajando desde hace varios meses, si bien no es aconsejable, según la opinión de la Consejería de Cultura, atender las obras de urgencia en tanto dicho proyecto no esté finalizado y supervisado tanto por el Ayuntamiento como por la propia consejeria.Mientras, el alcalde de Esquivías, Antonio Pérez, manifestó ayer estar preocupado por la falta de fluidez entre ambas instituciones, puesto que aún no ha recibido contestación alguna a un escrito y a un telegrama en el que la corporación pedía urgencia en el comienzo de las obras, después de los últimos hundimientos. El alcalde mostró su preocupación respecto al convenio firmado este verano con la consejería. En este acuerdo se contemplaban actuaciones a lo largo de este año, sin que hasta el momento se haya dado ningún paso adelante.

Donación de 28 millones

Por el citado convenio, tanto la corporación local como la consejería se comprometían a aportar 39 millones de pesetas cada una de las partes para la adquisición y rehabilitación de la vivienda. Días después, la Fundación Ramón Areces donó los 28 millones con los que se compró la casa.Un grupo de escritores e intelectuales de la Universidad Autónoma de Madrid propició una campaña de recogida de firmas para presionar al Ministerio de Culturapara que colaborase en la restauración de la casa y evitase su utilización con fines especulativos.

La casa en la que vivió Cervantes fue declarada monumento histórico-artístico en el año 1971. Aún conserva las dependencias de aquella época, con cuadras y caballerizas, patios, bodegas y otras múltiples habitaciones.

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