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Tribuna:EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO
Tribuna
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Siria, un vecino incómodo pero necesario

Ángeles Espinosa

ENVIADA ESPECIALLa reciente intervención del Ejército sirio en la operación militar contra el general Michel Aún ha reafirmado el papel de Damasco en la vuelta a la normalidad de Líbano. Las debilitadas, casi inexistentes, estructuras del Estado impiden a la Administración de Elías Haraui llevar a cabo un proceso de pacificación sin la ayuda exterior. Al margen de las innegables aspiraciones hegemónicas sirias sobre su vecino, la continuidad geográfica, e incluso poblacional, refuerzan esa unidad de destino.

En este país sólo hay dos opciones: o se está con Siria o se está con Israel", explica un analista con 20 años de residencia en la zona. En la incapacidad para comprender esta forzada dependencia, tanto a escala local como internacional, radica, según este punto de vista la prolongación dolorosa de la guerra civil iniciada hace 15 años y medio.

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"¿Y quién ha creado todo esto sino Siria para justificar su presencia en nuestro suelo?", se queja un representante de quienes ven en las ambiciones de ese vecino la causa de todos sus males. Cierto es que el régimen de Damasco ha jugado con acierto en numerosas ocasiones la carta de las milicias para presentarse como salvador de un Líbano a punto del fraccionamiento final. Pero no resulta menos verdad que el despliegue de sus efectivos en algunas regiones -y el sector oeste de Beirut ha sido un buen ejemplo de ello- ha traído a sus habitantes una tranquilidad y un orden desconocidos tras la implantación de los grupos armados.

Esta es una de las razones por las que la sola idea de la presencia siria es tan denostada en el enclave cristiano. "En esa zona no han sufrido, como nosotros, el descontrol de las milicias rivales disputándose la puerta de sus casas", asegura un habitante del oeste de la capital sin especial simpatía por los soldados sirios. El sector este y las regiones adyacentes conocieron hace mucho tiempo la unificación de todas las milicias cristianas, agrupadas bajo la bandera de las Fuerzas Libanesas (FL), y, por tanto, una relativa estabilidad.

"La ilusión de unidad se ha roto también allí con las últimas guerras intercristianas", reconoce el mismo interlocutor.

Habida cuenta de estos factores y del respaldo internacional dado por Taif a la labor de Damasco, cabe preguntarse por las razones que han llevado al régimen sirio a esperar casi un año para hacer efectiva su intervención contra Aún y por qué ha elegido este momento.

Aún quedó ¡legitimado por Taif y por su negativa a reconocer a Haraui, a finales del año pasado. Su presenc 1 a en la escena política libanesa convirtió en una quimera el acuerdo adoptado en la ciudad saudí.

A decir de los expertos en las relaciones sirio-libanesas, Damasco siempre ha sido sumamente cuidadoso en sus intervenciones en el país de los cedros. Tras la sangría de la guerra de liberación lanzada por Aún en marzo de 1989, la población cristiana se encontraba unida y sensible en exceso a una eventual intervención. Había que esperar a que el curso de los acontecimientos cambiara el equilibrio de fuerzas y debilitara el frente cristiano. Los combates que a principios de año enfrentaron al Ejército de Aún con las FL constituyeron un preparativo ideal.

Se había dado tiempo a la solución pacífica y ampliado la base de aquiescencia a una eventual operación militar. Sólo faltaba una coyuntura internacional favorable para que Sirla no perdiera la cara en el intento.

No hay que olvidar que, desde el Sur, Israel escruta cada paso que dan sus tropas para evitar que perjudique sus intereses. EE UU, escaldado de Líbano, respeta los temores de su aliado.

La crisis del Golfo facilitó un entorno favorable al proyecto sirio. Según fuentes libanesas prosirlas, la clave arranca de la reciente visita a Damasco del secretario de Estado norteamericano, James Baker. "No se trata de que Baker aprobara la acción, las cosas no van tan lejos; simplemente, no dio luz roja al asunto", asegura un interlocutor cercano al Gobierno de Haraul. La actitud siria en el conflicto planteado por la invasión iraquí de Kuwait argumenta esa tesis.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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