Sadam promete a Heath liberar a 50 rehenes británicos
Edward Heath, el ex primer ministro británico y defensor de la salida diplomática al conflicto del Golfo, obtuvo ayer del presidente iraquí, Sadam Husein, la promesa de que liberará alrededor de medio centenar de los 1.400 rehenes británicos en Irak. Heath viajó a Bagdad con la polémica intención de volver a casa con los ancianos y enfermos, viajeros en tránsito y menores de edad. La conversación se llevó a cabo en una atmósfera aparentemente cálida y a ella acudió Heath sin ninguno de los diplomáticos británicos , que hasta ese momento le habían prestado todo el apoyo loístico necesario.
La agencia iraquí de noticias Ina informó que en un encuentro con la prensa Heath subrayó 1a urgente necesidad de celebrar una conferencia internacional que examine todos los conflictos de la región", al tiempo que defendió "una solución pacífica a la crisis del Golfo".Un ayudante de Heath estaba media tarde discutiendo con responsables iraquíes, la cifra de eventuales liberados, mientras en el aeropuerto londinense de Gatwick un jumbo, preparado para atender a más de 50 enfermos y con un cargamento de medicinas, esperaba la orden de partir rumbo a la capital iraquí.
La misión del ex primer ministro es seguida con interés por los británicos de las islas, a los que el anuncio sorprendió hace semana y media en pleno congreso del Partido Conservador, justo después de que el secretario del Foreign Office, Douglas Hurd, hubiera manifestado que no podía permitir a Irak quedarse con su presa y en la víspera de que Thatcher rechazara cualquier tipo de salida negociada.
El contraste de la posición gubernamental con la del ex primer ministro tory, quien había abogado por un tratamiento diplomático, se vio acentuado no ya sólo por las dudas manifestadas públicamente por algunos ministros sobre la pertinencia del viaje, sino por una polémica entre Hurd y su antiguo mentor, Edward Heath, quien manifestó que era aquél quien le había pedido su mediación, extremo desmentido por el jefe de la diplomacia británica. A su llegada a Bagdad, el ex primer ministro insitió en que su misión era estrictamente humanitaria.
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