"Viva Chile libre", gritó el Rey en el Congreso chileno
"Viva Chile libre", gritó ayer el rey Juan Carlos ante el Senado y la Cámara de Diputados chilenos antes de hacer un vibrante homenaje al sistema democrático y al respeto de los derechos humanos, ambos plenamente restablecidos en este país hace tan sólo siete meses. "Durante muchos años, demasiados años", declaró el Monarca nada más empezar su discurso, Ias calles y plazas de mi país han vibrado periódicamente al grito de "viva Chile libre'. Hoy nada puede producirme más emoción, como rey de España y representante de mi pueblo, que hacer esta proclamación aquí, en este Congreso, sede de la soberanía nacional". La ovación del auditorio fue generalizada.
El resto de la alocución real estuvo dedicada a expresar su "alegría" porque Chile haya "recuperado la tradición democrática que durante tantos año fue motivo de orgullo para los chilenos y dio prestigio a esta República", y aunque el ejemplo español de transición no es extrapolable, se permitió dar un consejo a los legisladores: que generen "un amplio consenso ( ... ) para trazar las líneas maestras de un modelo de sociedad". Esto sólo será posible si "políticos, trabajadores y empresarios, civiles y militares son capaces de renunciar con altura de miras a una parte de sus aspiraciones en beneficio de un proyecto de convivencia ( ... )", añadió. En política exterior, don Juan Carlos formuló otra recomendación: que Chile y sus vecinos latinoamericanos presenten un frente unido ante Europa.La segunda jornada de la estancia de los Reyes en el país de la cordillera empezó con la in vestidura de don Juan Carlos como doctor honoris causa por la Universidad de Chile, la inauguración de una exposición sobre Fortificaciones de España en América y Filipinas y de un parque dedicado a los Reyes antes de viajar al puerto de Va]paraíso, donde se reúne ahora el Parlamento chileno.
Todos querían darle la mano
La visita del Rey, la primera de un jefe de Estado que no es latinoamericano desde que se res tableció la democracia, es, según el presidente del Senado Gabriel Valdés, "una demostración más de que Chile vuelve a ser reconocido como un país digno y respetable", y acaso por ello desde la Prensa hasta la clase política pasando por los transeúntes brindan a la pareja real muestras de afecto.
Prueba de ello fue el empeño de todos los parlamentarios en saludar a los Reyes en Valparaíso, a lo que, según el diario La Época, el protocolo español se negó por entender que los 90 minutos que hubiese durado el apretón de manos eran excesivos, y se llegó al compromiso de organizar un saludo por regiones en sólo 20 minutos. Sólo algunas organizaciones indígenas, especialmente mapuches, han protestado, no tanto contra la visita real, sino para pedir que el Monarca les reciba; y con este propósito, una treintena de personas ocuparon hasta ayer de madrugada (hora española) la céntrica iglesia de San Francisco.
Pero tanto los políticos como la jerarquía eclesiástica han salido al paso de las acusaciones indígenas contra la Corona. Por ejemplo, el presidente de la Cámara baja, Antonio Viera-Gallo, afirmó que "no se puede culpar a los Reyes de una historia que terminó para España con Chile en 1810.
"Nuestros pueblos", propuso don Juan Carlos, ante el Congreso, en una respuesta implícita a críticas formuladas contra la colonización española, "deben asumir todo el pasado, con sus luces y sus sombras, como requisito previo para construir un futuro que debemos igualmente compartir".
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