Japón busca la forma de participar en acciones no bélicas de la ONU
Toshiki Kaifu ha perdido el aura que rodeaba hasta ahora su labor como jefe de Gobierno de Japón. La crisis del Golfo ha revelado su limitada capacidad de liderazgo y su escaso poder de negociación con las diferentes capillas de su partido. La gran popularidad de que gozaba ha descendido por primera vez desde que asumió la jefatura del Gobierno, hace 14 meses, según una encuesta publicada ayer por Nihon Keizai Shimbun, el primer diario económico del país. Kaifu tiene ante sí la delicada tarea de hallar una fórmula de consenso para que el Parlamento apruebe la creación de un cuerpo de paz que colabore en acciones no bélicas de la ONU.La iniciativa viola en sentido estricto el principio constitucional por el cual ningún soldado japonés puede ser enviado fuera del país. La oposición socialista y comunista así lo ha denunciado al tiempo que dentro del gobernante Partido Liberal emergen cada día diferentes portavoces que aportan varios y confusos enfoques al proyecto de ley que a partir de hoy será debatido en un periodo extraordinario de sesiones para el que la Dieta (Parlamento) ha sido convocada.
El proyecto es previsible que obtenga la aprobación de la Cámara baja gracias a la mayoría absoluta del Partido Liberal, pero es mucho más incierto su futuro en la Cámara alta, donde los liberales perdieron el año pasado el control.
El Gobierno confía en romper el rechazo de la oposición convenciendo a los centristas del Komeito. Si no fuera así es muy probable que Kaifu no tenga más remedio que dimitir, hipótesis que se perfila cada vez más ante las pocas dotes de estadista que ha mostrado desde que estalló la crisis del Golfo.
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