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Un anciano, a punto de quedarse ciego por el retraso de una operación de cataratas

LILA PÉREZ GIL Rafael Hermoso tiene 72 años y está casi ciego. Después de cuatro años de peregrinación entre los médicos, vive angustiado sin saber cuándo podrá volver a ver. Porque sus cataratas, como las que sufren varios miles de madrileños, pueden solucionarse con una sencilla operación de media hora, una intervención quirúrgica que ostenta el triste título de concentrar las mayores listas de espera en todos los hospitales de la red pública.

"Para una persona mayor, que no tiene tanta vida por delante como una joven, esta espera es angustiosa", dice Rafael Hermoso, sentado en el salón de su casa, mientras hace esfuerzos por enfocar a la cara de sus interlocutores. "El ojo izquierdo lo tengo perdido, y el derecho en teoría es sólo un principio de cataratas, pero la verdad es que veo muy mal y me molesta mucho la claridad. Y me han dicho que esta operación es muy sencilla, pura rutina, una media hora, dos días en el hospital y para casa".Este hombre enjuto y delgado, que presume de tener "muy buena salud, sin contar lo de los ojos", se come los nervios de la espera metido en casa. "Me da miedo salir a la calle. Espero a que me pueda acompañar alguien, porque la última vez que fui solo me caí en una zanja. Me rompí la ceja y estuve varios días lleno de dolores. Sólo me faltaba que, además de estar medio ciego, me rompiera un hueso, y eso a mi edad sí que puede darme un disgusto, y de los gordos".

Chófer jubilado

Los problemas de Hermoso comenzaron hace cuatro años, cuando sintió los primeros síntomas de unas cataratas que progresivamente han ido robando la luz a sus ojos. "Hasta entonces, nada. Estuve trabajando de chófer hasta que me jubilé, y desde los 50 años pasé revisiones anuales y tenía la vista perfecta", explica.

En noviembre de 1989, los especialistas del ambulatorio decidieron que su caso hacía aconsejable la operación y comenzaron las pruebas previas a la intervención, que se realizaron en el Instituto Oftálmico, dependiente del servicio de oftalmología del hospital Gregorio Marañón. Finalmente, el 29 de junio de este año, Hermoso se entrevistó con el anestesista del instituto.

"Me trató con bastante poca consideración. Me dijo que ya me llamarían, seguramente después del verano, porque en agosto cerraban los quirófanos. Pero al llegar septiembre, fuimos a informanos de cómo iba mi caso. Nos dijeron que me habían dado fecha de operación para el día 17, pero que no pudo ser porque los quirófanos de este instituto están de obras y las operaciones se hacen en el Gregorio Marañón".

El director del Instituto Oftálmico, Carlos Cortés Valdés, llamó ayer a Rafael Hermoso para explicarle la causa de la demora. "Cada mes hay 200 solicitudes para operación de cataratas, y cada año se operan unas 1.000 personas, además de otras 2.200 afectadas por otras enfermedades oftálmicas", explicó Cortés, quien confirmó que las operaciones "se realizan en el Gregorio Marañón por estar todos los quirófanos del Instituto Oftálmico en obras". "El orden no es el de llegada, sino el de urgencia de cada caso, pero la espera en los casos de cataratas suele estar en unos cuatro meses después de la consulta con el anestesista. En otras patologías casi no hay lista de espera, como mucho de un mes", dijo. Fuentes de la Dirección Provincial del Insalud informaron ayer que las listas de espera "suelen ser de unos seis meses como mucho, por termino medio".

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