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Estética comunista

Las autoridades comunistas crearon un museo sobre la historia alemana. Una historia alemana un tanto especial, porque su único fin, como casi todo lo que hizo el partido durante los 40 años en que dispuso de un Estado, era demostrar la existencia de ese mismo Estado. Situado también cerca de la Museuminsel, hacía una lectura de la historia del pueblo alemán en función de la lucha de clases.

En Occidente, para no ser menos, aunque con algo más de retraso, hace escasamente tres años se fundó otro museo con similares intenciones, aunque tal vez menos ideologizado. Instalado en unos almacenes a las afueras de Berlín, sin un local digno, el Museo de Historia Alemana trabajaba en edificios prestados y con muy poco personal. Ahora, como con todo lo demás, el museo del Este ha sido tomado al asalto por Bonn y entregado en manos del recién creado competidor.

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Mientras se construye un nuevo edificio en el que quedará instalado definitivamente el Museo de Historia Alemana, éste utiliza ahora una de las más bellas muestras de la arquitectura neoclásica, la Martin Gropius Bau, donde tiene lugar en estos días la exposición sobre Bismarck y su tiempo. Uno de los proyectos en los que están trabajando en este momento es una especie de adiós a la RDA. Con toda clase de parafernalia, desde escudos, cabeceras de periódicos, uniformes, pasando por los famosos coches Trabant, la exposición intentará explicar la estética del Estado alemán comunista a las futuras generaciones. Tal vez la realidad empiece a dar la razón al escritor alemán oriental Stefan Heym. "En el futuro", dijo, "en los libros de historia la RDA no será más que una nota a pie de página".

Por otra parte, la institución que ha de estudiar la unificación de los museos ha organizado los días 22 al 24 de octubre una reunión en Berlín de los directores de los más importantes museos del mundo, para recabar su opinión sobre cómo reestructurar toda la riqueza artística de la vieja capital del Reich.

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